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Este 1º de mayo, en la festividad de San José Obrero y se conmemora el Día Internacional del Trabajo, el Presidente del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM), Monseñor Miguel Cabrejos Vidarte, ha dirigido un mensaje a los trabajadores de América Latina y el Caribe.

“La Iglesia nunca se olvida de su cuna”

“En esta fecha especial, me permito hacerles llegar mi saludo y el de todos mis hermanos Obispos del CELAM, en reconocimiento al esfuerzo que realizan cada día buscando el pan para sus familias, procurando su progreso y bienestar y construyendo un mundo mejor, donde se viva con dignidad y libertad”. Así comienza el texto firmado por el prelado peruano, en el que también recuerda las palabras del Cardenal Raúl Silva Heriquez: “¡la Iglesia nunca se olvida de su cuna!”.

En su mensaje, monseñor Cabrejos destaca que el trabajo es “una bendición del Creador”, una oportunidad para participar de su obra creadora y, por tanto, “es fuente de santificación” cuando se realiza en comunión con Dios, lo cual “da sentido y plenitud a todo quehacer humano”.

“No podemos callar ante tantos que han perdido su trabajo”

Sin embargo, los obispos también hacen un llamado a la acción, ante el incremento del desempleo en América Latina y el Caribe, que ya impacta a 47 millones de hombres y mujeres: “no podemos callar nuestra honda preocupación al ver el sufrimiento de tantos hermanos que han perdido su trabajo a causa de la pandemia. ¡Algo tenemos que hacer por ellos para aliviar su pobreza!”.

Es oportuno reclamar en este día justicia social para todos los trabajadores”, continúan, haciendo eco a las denuncias que en múltiples oportunidades ha hecho la Iglesia a través de su Doctrina Social, frente a “la injusticia y los abusos que atentan contra la dignidad de los trabajadores” y la demanda de “salarios justos y condiciones de trabajo acordes a la dignidad de hijos de Dios”.

“Que cada uno tenga trabajo digno, remuneración justa y respeto a su dignidad humana. Asimismo, pedimos el cese a la violencia que afecta a tantas hermanas y hermanos nuestros, que por estos días alzan su voz pidiendo a los líderes y a los gobernantes que asuman políticas favorables a una economía solidaria y a la inversión social, con transparencia y con una clara opción por el bien común”.

En defensa de un trabajo “adecuadamente remunerado”

Siguiendo el ejemplo de grandes pastores que defendieron los derechos de los trabajadores y las trabajadoras de América Latina y el Caribe, entre quienes se encuentran Bartolomé de las Casas, san Pedro Claver, Manuel Larraín, Víctor Sanabria, Hélder Cámara, san Alberto Hurtado, el cardenal Silva Henríquez, y san Óscar Romero, el CELAM levanta su voz para pedir por la defensa del derecho al trabajo: “un ambiente de trabajo respetuoso de las personas y la naturaleza, también el derecho a un trabajo adecuadamente remunerado”.

Al evocar las palabras del Papa Francisco, el Presidente del CELAM reafirma que “no existe peor pobreza que aquella que priva del trabajo y de la dignidad del trabajo”. En este sentido, hace un llamado a las autoridades políticas y económicas del continente “a garantizar espacios de trabajo”, puesto que “cuando una persona, queriendo hacerlo, no puede acceder a un trabajo, hay una parte de la creación que queda inconclusa; una parte del plan de Dios frustrado”, como afirmara el cardenal Silva Henríquez.

Monseñor Miguel Cabrejos concluye su mensaje agradeciendo el testimonio de laboriosidad de tantos latinoamericano y caribeños que con sacrificio y entrega diaria edifican una sociedad más digna para todos. “Muchas gracias también a todos aquellos que, además de su trabajo profesional o del oficio que desempeñan, trabajan en el apostolado, difundiendo y testimoniando del Evangelio de Cristo”.

Lea a continuación el Mensaje del Presidente del CELAM a los trabajadores de América Latina y el Caribe.

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