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En el 203° Aniversario del Grito Libertario de la Independencia, Arzobispo de Piura hace un llamado a la unidad de los peruanos, a revalorizar a la familia y a impulsar las obras que Piura necesita frente a la emergencia climática.

La mañana de hoy, se celebró en la iglesia de San Francisco de nuestra ciudad, la tradicional Santa Misa y Te Deum por el 203° Aniversario del Grito Libertario de Piura, presidida por el Arzobispo Metropolitano, Monseñor José Antonio Eguren Anselmi, S.C.V. Fieles a la tradición de nuestros antepasados, la ciudad norteña recuerda este día como un acontecimiento histórico: el 4 de enero de 1821, hombres y mujeres pronunciaron el grito libertario a favor de la causa emancipadora.

A la celebración eucarística asistieron la principales autoridades políticas, civiles y militares de la región Piura.

El doloroso momento histórico que vive el Perú

Durante su Homilía, el Arzobispo destacó que: “Al comienzo del nuevo año, constatamos con dolor que el Perú padece una profunda crisis y descomposición moral pocas veces antes vista en nuestra historia republicana. Desde Piura, miramos con preocupación a nuestra querida Patria. Refiriéndose a la política, manifestó que: “esta crisis se manifiesta en la corrupción, convertida en una asquerosa práctica habitual de comportamiento. También, en las ambiciones, personalismos, resentimientos, acusaciones, delaciones, traiciones, odios, revanchismos, y en la lucha por la captura del poder a toda costa. Igualmente, vemos con dolor cómo la mayoría de los poderes del Estado están, en mayor o menor grado, enfrentados entre sí, donde distintos grupos políticos, de diversos tonos y colores, con intereses particulares al interior de cada uno de ellos, llevan adelante agendas propias, disputándose al Perú como si fuera un botín que hay que saquear. Parece que hubiera un plan para arrastrar al Perú al abismo de la anarquía total para fines inconfesables. En síntesis, asistimos a una especie de «guerra civil de las élites», donde el Perú, y los peruanos, importamos poco o nada, donde pareciera que es cierta la penosa afirmación, «que no hay mayor enemigo de un peruano, que otro peruano»”.

En cuanto a la justicia, el pastor afirmó que: “se manifiesta en una preocupante politización de ésta. Personas y grupos altamente ideologizados buscan capturarla a toda costa para convertirla en un instrumento de venganza y de dominación política, de unos sobre otros. La crisis del sistema judicial, también se manifiesta en una progresiva abdicación por ejercer la justicia auténticamente, por ejemplo, al liberar a peligrosos delincuentes y asesinos, integrantes de bandas y organizaciones criminales nacionales e internacionales, que, a pesar de las evidencias, son increíblemente puestos en libertad para que sigan robando, extorsionando, secuestrando, y asesinando impunemente a inocentes. También, reabriendo procesos judiciales una y otra vez, o manteniendo juicios e investigaciones fiscales por muchísimos años, o aprobando a un pseudo partido político, a todas luces totalitario y antidemocrático”

Monseñor José Antonio se refirió también a crisis de inseguridad que afrontamos: “Mención especial ocupa el tema de la inseguridad ciudadana, que ha llegado a niveles intolerables, jamás vistos en el Perú ni en Piura, con la terrible realidad de atentados en viviendas, robos a mano armada en buses y en la vía pública, secuestros, y el sicariato en centros comerciales y calles, perpetrado incluso por adolescentes o menores de edad. En nuestro caso, urge una acción más coordinada y efectiva entre los Gobiernos Regional y Locales, con el Ministerio Público, el Poder Judicial, y la Policía Nacional, para enfrentarla. Reitero una vez más que, necesitamos fortalecer a nuestra Policía Nacional en Piura con un mayor número de efectivos, patrulleros, y mejores equipos de comunicación, así como mejorar la infraestructura de nuestras Comisarías a nivel regional. Pero seamos conscientes que todo ello será en vano, si el policía no tiene su espíritu templado en las virtudes y en los valores morales que hacen grande a la persona, y a las instituciones a las que ésta pertenece”.   

Respecto a este punto, el Arzobispo recomendó además que: “Para combatir la inseguridad ciudadana, se hace urgente fortalecer a la familia, por ser ella la «escuela del más profundo humanismo». La familia es el ámbito por excelencia donde se forman, en valores y virtudes los futuros ciudadanos de un país. Es en la familia donde también la fe cristiana y católica se transmite de padres a hijos, esa fe que sella hondamente la identidad de Piura, y que es la fuente de todo lo verdadero, justo, noble y digno que hay en la vida. No hay nada que pueda sustituir al valor formativo de crecer en un ambiente familiar sano y bien constituido, fundado en el matrimonio estable e indisoluble entre un varón y una mujer, donde los hijos aprenden a respetar y a favorecer, no sólo su propia dignidad, sino también la de los demás”.  

Monseñor Eguren alertó además que: “En el campo económico, la crisis que hoy golpea a los peruanos y piuranos, se manifiesta en el cáncer de la corrupción ya mencionado, en el materialismo creciente, donde las personas sólo piensan en el enriquecimiento personal sin importarles la fraternidad, la solidaridad, y la amistad social. Un sector frívolo de nuestra sociedad peruana aborda la vida con superficialidad, preocupándose solamente por lo que le sucede a nivel individual, sin comprometerse con el país y con las necesidades de los demás, especialmente de los más pobres. Pareciera no haber mayor interés por el bien común y la justicia social. Desde el Ejecutivo no se enfrenta con seriedad la preocupante recesión que hoy en día golpea la economía de las personas y familias más pobres, ni se toman las medidas adecuadas por enrumbar decididamente al Perú por la senda de su desarrollo integral. En el último año nuestro país no solamente no ha crecido, sino lo que es aún más grave, ha decrecido, lo cual incrementa la informalidad”.

Ante esto, el Pastor de Piura y Tumbes hizo un apremiante llamado a la acción a las autoridades nacionales: “La pobreza ha aumentado alarmantemente en nuestro país y región, y ahora son muchísimos más los compatriotas y familias peruanas y piuranas que carecen de los más elementales medios y servicios para vivir dignamente. No hay una decisión política clara y decidida por resolver los grandes problemas estructurales del Perú en seguridad, salud, educación, vivienda, saneamiento, trabajo, infraestructura, e inversiones. Las injustas desigualdades y la marginación, que con dolor vemos en nuestro país, deben de ser un constante incentivo para toda conciencia, especialmente la cristiana, por resolverlas, pero no por medio de opciones de odio y de muerte”.

Horizonte de esperanza. El B.A.P. “Unión”

Monseñor Eguren hizo también un apremiante llamado a la unidad de todos los peruanos y piuranos, para hacer de la verdad, la justicia, la solidaridad, y la búsqueda del bien común, el sustento real de la paz social y del desarrollo de nuestro amado Perú: “Alguno de ustedes podrá pensar que Monseñor está muy pesimista al comienzo de este año. No es así, pero esta es la dura realidad que estamos viviendo, y probablemente me quedo corto e incompleto en el análisis de nuestra dolorosa realidad nacional. A pesar de todo, soy un firme creyente en Dios, Uno y Trino, fundamento de toda esperanza, y un firme creyente en mi Patria, el Perú, que como bien advertía don Jorge Basadre Grohmann, es más grande que sus problemas, y más posibilidad que problema. Una prueba elocuente de ello es la histórica circunnavegación que, desde el 17 de junio del año pasado, viene realizando nuestro Buque Escuela a Vela, la Fragata “Unión”. 255 valientes marinos peruanos, entre oficiales, suboficiales, y cadetes navales, en su último año de formación, vienen haciendo flamear con honor nuestro monumental y sagrado pabellón nacional por todo el mundo, dándonos una lección a todos los peruanos de lo que somos capaces de hacer cuando amamos honesta y sinceramente al Perú, y ponemos a la Patria por encima de nuestros intereses personales y de grupo”.

“Sin lugar a dudas, – acotó Monseñor José Antonio- nuestra Marina de Guerra es, hoy por hoy, una importante reserva moral de los valores que el Perú necesita. Como acertadamente afirma el ilustre historiador, don Héctor López Martínez: “La vuelta al mundo del B.A.P. Unión, tiene que ser conocida por todo nuestro país. En un momento tan crítico para la unidad nacional, en que todas son noticias negativas, esta gira puede convertirse en un catalizador de orgullo nacional, de patriotismo”. Desde aquí oramos por la dotación de nuestro Buque Escuela, cuyo nombre “Unión”, es ya de por sí toda una fuente de inspiración, y un llamado del Altísimo a fomentar en estos tiempos la tan necesaria unidad entre nosotros”.

“Salva a tu pueblo Señor y bendice a tu heredad”.

Finalmente, el Arzobispo oró al Señor pidiéndole su compañía y protección: “Al comenzar un nuevo año, le pedimos al Señor, con las palabras del himno del «Te Deum»: «Salva a tu pueblo Señor y bendice a tu heredad».  Sí, Señor sálvanos, es decir, líbranos del pecado y de los males que éste engendra: La violencia en todas sus formas; la desunión, los egoísmos y las frivolidades crecientes; las injusticias, el pesimismo y la desesperanza; la delincuencia y el crimen organizado; el narcotráfico, la corrupción y el terrorismo; las divisiones, los enfrentamientos y la pobreza; y la inmoralidad pública y privada”.

“Que, desde nuestra fe cristiana y católica, trabajemos por el bien común que es deber y responsabilidad de todos, pero principalmente de las autoridades, para así hacer realidad entre nosotros la ansiada «Civilización del Amor y de la Misericordia», porque los pobres, los ancianos, los enfermos, los niños, y nuestros jóvenes, no pueden esperar más”.

Que tras un año 2023, de lentitud y de acciones insuficientes para enfrentar la emergencia climática, demos por fin, este año 2024, un impulso a las grandes obras que Piura necesita, para que todos los piuranos podamos vivir seguros, tranquilos, y con dignidad, y no estemos cada año viviendo en la incertidumbre y el miedo al “Fenómeno El Niño”, y otros desastres naturales”.  

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