- Comentario de la Semana [06 de julio – 10 de julio]
El Evangelio nos relata la Parábola del Sembrador. El encanto de esta parábola está en la sencillez de sus imágenes y en la profundidad de su mensaje, que devela cómo responde el corazón humano a la invitación de la Palabra de Dios.
La semilla que cayó “junto al camino” refleja un corazón endurecido que se ha vuelto insensible e impermeable. Un corazón maniatado por el desaliento, la crítica, la culpa y el chisme, los cuales lo han paralizado.
La semilla que cayó “en terreno pedregoso” refleja la actitud de un hombre guiado por sus emociones; las cuales son fugaces y no se sostienen; todo el esfuerzo queda en solo “buenas intenciones”. La semilla que cayó “entre espinos” refleja al hombre que acepta la Palabra, pero está ahogado por la ambición, el egoísmo, el poder y la envidia; sometidos a sus vicios.
La semilla que cayó en “buena tierra y produjo frutos”, simboliza el corazón que ha experimentado una Metanoia en su vida, es decir, un cambio de mentalidad: que se ha despojado del odio, la violencia, el placer y el poder antes endiosados, para asumir la propuesta de Jesús: amor, servicio, solidaridad, compasión y misericordia.
Enseñaba el Papa Francisco: “Jesús nos invita hoy a mirarnos por dentro… Preguntémonos si nuestro corazón está abierto a acoger con fe la semilla de la Palabra de Dios”[1].
R. P. Guillermo Inca Pereda,
Secretario Adjunto de la Conferencia Episcopal Peruana
[1] Papa Francisco, Angelus del domingo 16 de Julio de 2017