La noche del domingo 1 de noviembre, con motivo del Día de Todos los Santos, se celebró una Santa Misa en el frontis de la Catedral de Lima en memoria de las personas que han fallecido a causa del COVID-19 en el país. La ceremonia fue presidida por el Arzobispo de Lima, Monseñor Carlos Castillo, y contó con la participación de Mons. Robert Prevost, Administrador Apostólico del Callao; Monseñor Carlos García Camader, Obispo de Lurín; Mons. Lino Paniza, Obispo de Carabayllo; Mons. Norbert Strotmann, Obispo de Chosica, y los obispos auxiliares Mons. Artur Colgan (Chosica), Mons. Guillermo Elías y Mons. Ricardo Rodríguez (Lima).
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La actividad religiosa, que fue difundida en vivo por TV Perú, mostró la Plaza Mayor de Lima a oscuras, iluminada con cientos de velas, mientras que en la fachada de la Catedral de Lima se proyectaron todas las fotos de fallecidos por el coronavirus que fueron enviadas a la Oficina de Prensa del Arzobispado de Lima.
Sobre la fachada de la Catedral, con el sonido de los pututos (instrumento de viento andino), se fueron proyectando, una a una, las fotografías de más de diez mil peruanos que perdieron la batalla contra esta enfermedad. La proyección estuvo a cargo del artista visual Malaki, del Estudio Malakinesis, con 20 años de trayectoria.
“Hemos pasado meses en que hemos llorado, en que hemos sufrido, en que el hambre y la sed de justicia han sido muy grandes, pero el Señor nos vuelve a decir que hay razones para sentirnos consolados, hay motivos para que, en medio del hambre y la sed de justicia que tenemos, quedemos saciados”, expresó Monseñor Castillo al comentar el Evangelio de Mateo (5,1-12), durante su homilía.
El Arzobispo de Lima señaló que en la celebración de Todos los Santos también hemos querido celebrar a nuestros difuntos, especialmente a aquellos “que nos ha dolido no poder enterrar, los difuntos que han sufrido la pandemia y por quienes todos sufrimos”. Pero también figuran aquellos que han acompañado a nuestros enfermos, a curar sus heridas y enjugar sus lágrimas: “a ellos también queremos celebrar hoy”, añadió.
El Arzobispo de Lima indicó que nuestro país requiere de dos experiencias fundamentales: solidarizarnos con el sufrimiento y saber vivir el sufrimiento con esperanza: “eso es lo que hemos aprendido entre nosotros en estos meses. No ha sido fácil, ha sido un aprendizaje tremendo, porque teníamos entre nosotros una visión de las cosas en donde lo único que había era poder, arrogancia, ganancias ilimitadas e incapacidad de comprender al otro, y la pandemia le ha dicho con toda claridad al sistema en el cual vivimos, que no es posible continuar ufanándonos del poder y del dinero cuando existen los últimos de la tierra que son maltratados, y que es la mayoría de la humanidad”.
En otro momento, Monseñor Castillo elevó una oración por todos los peruanos que han muerto a causa de la COVID-19 y pidió un minuto de silencio: “Padre Bueno, te encomendamos toda nuestra sociedad y nuestros difuntos. Te damos gracias porque la fuerza de tu amor nos inunda y empezamos a ser un pueblo bajo un solo pastor, Jesucristo nuestro Señor”, expresó.