“Nos hemos reunido para recordar, y recordar significa volver a adentrar a alguien en nuestro corazón”, fueron las palabras del Arzobispo de Lima, Monseñor Carlos Castillo, al inicio de su homilía en la Celebración Eucarística de la Solemnidad del Corpus Christi, realizada este 14 de junio a puertas cerradas en la Basílica Catedral de la capital peruana y revestida con más de 5000 fotografías de los fallecidos por la pandemia del coronavirus, que en el Perú ya suman 6688 víctimas.
PUEDES LEER: Fundación Teletón y Conferencia Episcopal Peruana presentan «Por un Perú sin hambre»
En sus más de 400 años de historia, por primera vez la Catedral acogió las más de cinco mil intenciones por fallecidos que llegaron en la última semana y ocuparon las bancas, paredes y paneles de la Basílica. Médicos, bomberos, policías, militares, periodistas, historiadores, padres, madres, ancianos, niños, personas de todas las edades y estratos sociales, reunidos para ser despedidos simbólicamente en un acto de dignidad y reconocimiento a sus vidas.
“A través de un signo sencillo, queremos recordar el clamor de todo nuestro pueblo por no haber podido enterrar dignamente a sus muertos debido a las circunstancias que tenemos y las medidas de seguridad. Hoy queremos agradecer a Dios por la vida de todos ellos, bendecirlos y entregarlos al Señor en forma digna, humana y cristianamente”, agregó Mons. Castillo.
Abrir los corazones y compartir
Asimismo, Monseñor Castillo exhortó a los “poderosos de la tierra” a “abrir sus corazones y compartir lo que tienen” siguiendo el ejemplo de Jesús que “no retuvo para sí su categoría de Dios sino que se anonadó para tomar la condición de siervo”.
“Ahora que estos hermanos nuestros nos acompañan aquí con sus fotos, ahora que sufrimos y nos sentimos nada, recordemos que detrás del anonadamiento, como el amor de la madre que se anonada para que el hijo nazca, está la fuente inagotable del amor que nos resucita, nos levanta y nos destina a una nueva sociedad y también a la gloria de Dios, a participar del reencuentro con nuestros hermanos”, sostuvo el Arzobispo de Lima.
Reconstruir lazos humanos
Mons. Castillo llamó también a “ser hermanos los unos de los otros” desterrando el individualismo, “que lo único que busca es enriquecerse, ganar la plata a costa de otros y destruir”:
Todos tenemos una oportunidad, y pedimos especialmente a los más poderosos de nuestro país que se dejen penetrar sutilmente por la Hostia y que realicen esa sutileza abriendo las manos y sirviendo a los hermanos.
Precisando que se avecina un momento más duro todavía para el país, Mons. Castillo afirmó que “sería terrible que en el próximo tiempo los muertos que vengan no sean por el COVID-19, sino porque nosotros no hemos abierto el puño. Es indispensable que aprendamos juntos ese camino y podamos reconstruir nuestros lazos humanos, colocar el corazón y el centro de nuestra vida en los pobres”.
Tras invitar a compartir todo lo que se tiene porque no se puede vivir “en el egoísmo”, el Arzobispo de Lima expresó:
Que en el Perú renazca toda nuestra patria desde el corazón de Jesús, para que así, compartiendo nuestra vida, podamos inspirar al mundo como tierra ensantada de una nueva forma de vivir que viene de nuestra religión cristiana, que no se impone sino que suscita esperanza, inspira y hace que todos podamos creer y salir adelante.
Durante la Celebración Eucarística, el Mons. Carlos Castillo recorrió la Basílica Catedral de Lima, bendiciendo todas las bancas, paredes y murales revestidas de fotografías de los fallecidos a causa de la pandemia de coronavirus.