Una multitud de piuranos se reunieron en la Basílica Catedral de Piura, en medio un ambiente de oración, profunda meditación y recogimiento, para participar de la Santa Misa del Miércoles de Ceniza que presidió el Arzobispo Metropolitano, Monseñor José Antonio Eguren Anselmi, S.C.V., y con la que se dio inicio al tiempo de Cuaresma, tiempo especial de gracia y de conversión que el Señor nos concede para prepararnos a celebrar con un corazón nuevo el gran misterio de la Pascua.
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La Eucaristía fue concelebrada por el R.P. Carlos Vargas Núñez, Rector del Seminario Arquidiocesano “San Juan María Vianney” en nuestra ciudad, y el R.P. Junior Jordan Chávez Roa, Vicario Parroquial de la Basílica Catedral de Piura.
Durante su Homilía, el Arzobispo nos recordó que: «La conversión no es un mero cambio moral cosmético, es decir, un simple retoque o modificación de una u otra actitud o conducta. La conversión supone un cambio radical de vida; supone cambiar la vida desde la raíz, desde el corazón, para tener una vida totalmente arraigada en Cristo, el camino, la verdad y la vida».
En otro momento, Monseñor Eguren destacó que: «El fin de la Cuaresma es la configuración con Cristo hasta llegar a ser uno con Él, es decir, hasta llegar a pensar, sentir y actuar como Jesús. Para este camino de plena unión con el Señor, la Cuaresma nos propone tres medios: La oración, el ayuno, y la caridad. La oración es esencial. Oración entendida como un abrirle la puerta de mi corazón a Jesús para que Él entre en mi vida, y haga en mí todas las cosas nuevas. Pero junto con la oración, el ayuno es también fundamental para alcanzar la unión con Jesús, pero no sólo un ayuno de alimento como medio penitencial y de mortificación, sino sobre todo de aquello que me hace daño, es decir, ayuno del pecado. Finalmente, para alcanzar la configuración con el Señor Jesús, la caridad es importantísima.La caridad es abrirse al hermano, al otro, para amarle, servirle y ayudarle».
Orar para que el Perú sane de la Violencia
Nuestro Arzobispo pidió también que en este tiempo de Cuaresma oremos a Dios por nuestro querido País: «Los invito a todos a que durante la Cuaresma intensifiquemos la oración, el ayuno, y la limosna, para pedirle al Señor que sane a nuestro país del mal de la violencia, del terrorismo, de los enfrentamientos, de la destrucción, y de la muerte de hermanos nuestros. Estas poderosas armas espirituales que están a nuestro alcance, pueden cambiar el curso de los dolorosos acontecimientos actuales que vivimos. La oración, el ayuno, y la caridad, son armas espirituales muy poderosas que pueden librar al Perú de los males que hoy lo afligen».