En la Santa Misa y Te Deum con ocasión del 202° Aniversario del Grito Libertario de Piura, Monseñor José Antonio Eguren Anselmi, Arzobispo de Piura, hizo un urgente llamado a nuevas autoridades a trabajar unidos por el bien de la región norteña y a vivir la política como expresión de servicio y caridad cristiana. Esta solemne ceremonia fue concelebrada por el R.P. Miguel Rojas Facundo, O.F.M., Rector y Guardián del Convento, y el R.P. Abraham Carhuapoma Guerrero, O.F.M.
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A esta celebración litúrgica asistieron cientos fieles, quienes un acontecimiento histórico que perenniza el heroico gesto patrio de los piuranos, cuando el 4 de enero de 1821. Hombres y mujeres pronunciaron el grito libertario a favor de la causa emancipadora. Participaron de la Santa Misa, con profundo recogimiento, las nuevas autoridades políticas, civiles y militares de nuestra Región, las autoridades Diplomáticas y Universitarias de la Región, los miembros de las Asociaciones Cívico Patrióticas de nuestra ciudad y los señores oficiales superiores, suboficiales, técnicos, especialistas, personal de tropa y personal civil de nuestras Gloriosas Fuerzas Armadas y Policía Nacional del Perú.
En otro momento de la Misa, Monseñor Eguren hizo una especial invocación: “Hago un llamado a todos los piuranos a que colaboremos con nuestras nuevas autoridades. Dejemos de lado los egoísmos y los intereses de grupo ya que todos somos piuranos y Piura es nuestra casa y tarea común. Quiero pedirles a todos los piuranos mucha unidad. Es doloroso constatar en algunas circunstancias nuestra desunión, conformismo y hasta indiferencia en la defensa y promoción de ciertos proyectos absolutamente necesarios para el desarrollo integral de nuestra Región que todos conocemos y que año tras año nos son prometidos y no se realizan”.
Los vicios y virtudes de la política
El Arzobispo de Piura se dirigió a las nuevas autoridades, y les dijo: “Al comenzar este año con la presencia de nuestras nuevas autoridades, es bueno prevenirlos de los vicios de la política, pero también señalarles las virtudes y valores que hay que practicar en ella. Los vicios socavan el ideal de una democracia auténtica y se vuelven contra la dignidad de la persona humana y hacen inalcanzable el bien común. Por ello hay que combatirlos y desterrarlos. En cambio, las virtudes y valores que señalaremos crean las condiciones para un futuro digno y justo, y se vuelven en una forma eminente de caridad. Entre los vicios de la política que ponen en peligro la paz social y que son una verdadera vergüenza, y que por tanto hay que combatir y desterrar radicalmente, encontramos la corrupción, en sus múltiples formas, como son la apropiación de los bienes públicos, el enriquecimiento ilícito, el aprovechamiento de las personas, y el uso de las influencias para torcer la justicia hacia el propio interés personal o de grupo”.
“A todo esto -continuó Monseñor José Antonio-, se ha añadido en los últimos tiempos la perversión de las instituciones principales del Estado las cuales han sido sometidas y puestas al servicio de la corrupción. El triste legado del último gobierno nacional ha sido la destrucción de la moral de las personas, de la moral pública, y el desprestigio de las instituciones. Recuperarnos de este inmenso daño moral, va a costar muchísimo más que recuperarnos de la crisis económica en la que actualmente vivimos. Son también vicios de la política la negación del derecho, el incumplimiento de las leyes, el abuso del poder mediante la fuerza y la imposición, la manipulación de la información, los odios y venganzas, la adulación, el racismo, la xenofobia, el descuido, y el maltrato de la creación. Estos vicios restan credibilidad al sistema democrático de vida, así como a las decisiones y a las acciones de aquellos que se dedican a la vida política”.
El Pastor de la Iglesia de Piura se refirió también a las virtudes y valores que deben regir el diario trabajo de todas nuestras autoridades: “Más bien entre las virtudes y valores que hay que practicar en la vida social y política están el servicio, la veracidad, la honradez, la sencillez, el respeto fundamental a la vida humana desde su concepción hasta su fin natural, la promoción y defensa de la familia basada en el matrimonio entre un varón y una mujer, el respeto del derecho de los padres a elegir la educación de sus hijos, el reconocimiento y defensa de la dignidad de la persona humana creada a imagen y semejanza de Dios, el respeto a la libertad religiosa, la promoción de la justicia y la paz, el fomento de la igualdad entre varones y mujeres, la lucha contra la violencia hacia la mujer y contra el abuso de los niños y adolescentes, la promoción de la participación de los jóvenes en la vida social, el fomento del diálogo inter generacional, y finalmente la protección de los más débiles, pobres y de los ancianos».
Finalmente, Monseñor Eguren destacó que: “Todo ello favorece al bien común y crea las condiciones para un futuro digno y justo para todos. Cuando se viven estas virtudes y valores, la vida política y social se convierte en una forma eminente de la caridad. Nunca hay que olvidar que la política procede del hombre, se ejerce mediante el hombre y es para el hombre, y que la persona humana, con sus exigencias trascendentes y eternas, es criterio y medida de los esfuerzos de toda política”.