En el día que la Iglesia, y de manera especial la gran familia franciscana, celebra la Fiesta de la Porciúncula, el Arzobispo de Trujillo y Presidente de la Conferencia Episcopal Peruana, Mons. Miguel Cabrejos Vidarte, OFM, presidió la celebración de la Eucaristía y, posteriormente, ofreció un desayuno a cientos de niños, jóvenes y adultos que se congregaron en la Basílica Catedral.
La Porciúncula hace referencia a ese pequeño templo deteriorado al que San Francisco de Asís reconstruyó por inspiración de Dios, como claro mensaje que el Señor le pedía reconstruir la Iglesia viva, viviendo el evangelio en fraternidad.
En este mismo templo donde nació la Orden Franciscana, el Santo de Asís pidió al Señor la gracia de la indulgencia para todos los que visitaran el templo. Esta gracia llamada también “Perdón de Asís” se sigue recibiendo hasta nuestros días. Por eso, muchos fieles católicos en el mundo se acercan a recibir el sacramento de la Confesión, la Eucaristía, y ofrecen la oración del Padrenuestro y el Credo para obtener la indulgencia.
También es costumbre franciscana preparar comida abundante y compartirla en señal de fraternidad y caridad. Por eso, siguiendo esa tradición, Mons. Miguel Cabrejos, después de la Santa Misa, compartió el “Desayuno de la Porciúncula” con cientos de fieles, congregados en el atrio de la Catedral.
El Arzobispo de Trujillo pidió a todos los fieles que, a ejemplo de San Francisco de Asís, no perdamos la vivencia del compartir fraterno, de tal forma que ningún hermano pase necesidad, más aún cuando Dios nos da la posibilidad de compartir con alegría lo que recibimos de Él.