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Por Luis Miguel Modino (ADN CELAM)

Como un Kairós, un momento adecuado u oportuno. Así definió el Cardenal Pedro Barreto, Arzobispo de Huancayo, la reunión de 29 y 30 de agosto de todos los cardenales con el Papa Francisco, “un tiempo de Dios, un tiempo de esperanza, de confirmarnos en la fe y confirmarnos también en este proceso sinodal de la reforma de la Iglesia que nos pedía el Concilio Vaticano II. Es un tiempo propicio para la comunión, para la participación y para la misión evangelizador”.

El también Presidente de la Conferencia Eclesial de la Amazonía (CEAMA) insiste en que “es un tiempo privilegiado, porque con esto se confirma que Praedicate Evangelium va dirigido a la Reforma de la Curia Romana, también a las conferencias episcopales, y por ende también a esta primera e inédita Conferencia Eclesial de la Amazonía, que está en el proceso final de la confirmación pontificia de parte del Papa Francisco”.

La última Constitución Apostólica del Santo Padre “es una apuesta para vivir la espiritualidad del Concilio Vaticano II, un tiempo fuerte de sentirnos todos Pueblo de Dios”. Para el Arzobispo de Huancayo (Perú), “muchas veces hemos vivido nuestra fe aisladamente, desconectados unos de otros, pensando más en lo que nos divide o nos diferencia dentro de la Iglesia católica y olvidándonos de aquello que es fundamental”. Ante esa perspectiva, “la sinodalidad nos está poniendo en ese cauce de renovación de la Iglesia”, resalta el Cardenal Barreto.

Unidad de la diversidad cultural y social de la Iglesia

“Estos dos días son días de reafirmación de esta unidad en la diversidad cultural, social, de nuestra Iglesia católica”, según el presidente de la CEAMA. Junto al Kairós, “hay un tiempo cronológico que podríamos decir que es el tiempo de los hombres, de nosotros”, afirma el purpurado. Eso le lleva a reflexionar sobre los augurios que algunos están haciendo en relación con la renuncia del Papa Francisco.

Ante esos rumores, después de verle y escucharle en el consistorio de este último sábado, no duda en afirmar que “realmente, el Papa está en la plenitud de su servicio como obispo, con mucho entusiasmo y con mucha claridad hacia donde tenemos que seguir caminando”. Refiriéndose a lo que llama “este tiempo de los hombres que cumpliremos este lunes y martes con el Papa Francisco todos los cardenales es un tiempo muy especial de conversión, un tiempo propicio para mantener viva la esperanza”.

Renovación desde la periferia

Volviendo la mirada al Concilio Vaticano II, el Cardenal Pedro Barreto recuerda que “nos invitaba a vivir un proceso de renovación desde la periferia, como dice el Papa Francisco, desde los más pobres, desde esta misión evangelizadora que la Gaudium et Spes nos señala”. En su opinión, sirve como ejemplo de eso, “la elección del cardenal de 48 años de Mongolia y de otros lugares muy alejados del centro de la cristiandad que es Roma”, algo que según el arzobispo de Huancayo, “nos está indicando que estamos en este proceso de la periferia al centro, que es lo que vivimos también con el Sínodo amazónico”.

Para el Presidente de la CEAMA, que no olvidemos es una de las propuestas del Sínodo para la Amazonía, “el Papa Francisco fue muy claro, desde la periferia existencial de América Latina para el mundo, este Sínodo amazónico, está dando este proceso de crecimiento sinodal desde el territorio más pobre y más alejado. Estamos viviendo la espiritualidad del Concilio Vaticano II y que se une con esta afirmación de Jesús, que los pobres son evangelizados, como una presencia de la señal del rito”.

Presencia del Espíritu

Recordando las palabras del Papa en el Consistorio, cuando habló del rescoldo, lo que muestra que “hay una presencia del Espíritu en aquellos que no aparecen con fuerza en el ámbito del mundo, de la humanidad y también de la Iglesia”. En ese sentido, muestra su convencimiento de que “América Latina ahora está animando a la Iglesia universal”, algo que tiene que ser dicho, «con mucha humildad, pero al mismo tiempo con mucha claridad”.

El Arzobispo de Huancayo ve ese rescoldo en “la religiosidad popular, ese proceso sinodal que estamos viviendo en América Latina es un entusiasmo que despierta en torno a nosotros la posibilidad para poder aportar a Cristo y a la Iglesia universal”. Por eso insiste en que “ese rescoldo está animándonos a ese fuego compartido por todos para buscar realmente lo que Dios quiere para nosotros en este momento de la historia de la humanidad y de la Iglesia”.

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