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Bajo el título ‘Consejo de cardenales: un plan para resucitar’, se llevó a cabo este miércoles 24 de junio el III Encuentro Vida Nueva. Debido a la situación generada por la pandemia del coronavirus, este encuentro se desarrolló vía online, congregando por primera vez a más de 400 participantes de todo el mundo.

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El encuentro virtual fue moderado por José Beltrán, director de la revista Vida Nueva, y en la mesa redonda participaron el Cardenal Juan José Omella, Arzobispo de Barcelona y presidente de la Conferencia Episcopal Española; el Cardenal Pedro Barreto SJ, Arzobispo de Huancayo (Perú) y Vicepresidente de la Conferencia Episcopal Peruana; y el Cardenal Cristóbal López, Arzobispo de Rabat (Marruecos).

Tres cardenales, tres continentes

Durante el evento, los tres cardenales reflexionaron en torno al ‘Plan para resucitar’ que el propio Papa Francisco dibujó recientemente en Vida Nueva a través de un artículo para esta revista. Un documento vivo que se está reflexionando y trabajando en numerosas comunidades eclesiales de todo el mundo.

Asimismo, los cardenales destacaron la “avalancha de solidaridad” que ha surgido durante el confinamiento por la pandemia del COVID-19, con entregas de alimentos a personas migrantes, con la labor de los sanitarios e incluso con cambios a nivel ecológico. “Así como hay un contagio de COVID-19, hay un contagio también de esperanza y de solidaridad”, dijo el Cardenal Barreto durante su intervención.

Por su parte, el Cardenal López describió la “avalancha de solidaridad” que se vive en Rabat (Marruecos), donde se han puesto en marcha “los comedores en salida y un sistema de distribución de alimentos en la catedral para personas sin recursos”.

Esta actitud hacia los más necesitados se ha visto reflejado “en otras parroquias de Barcelona como Santa Anna o el Cottolengo, que se han multiplicado para dar de comer. Sí, crece la bondad en la dificultad”, comentó el Cardenal Omella.

La pobreza y el papel de las mujeres

En otro momento, el Arzobispo de Huancayo recordó el Sínodo Amazónico. “Fui testigo de cómo representantes de los pueblos originarios llamaron al Papa ‘hermano Francisco’, con cariño, sabiendo que representa a Cristo y la Iglesia, que les ha abierto los brazos”, añadió. Al mismo tiempo, dijo que “la Amazonía es un regalo de Dios para la humanidad, tanto por la importancia para la vida del mundo como en clave de renovación para la Iglesia y la humanidad”.

En el turno de preguntas, cuestionados sobre el papel de las mujeres en la Iglesia, el Arzobispo de Rabat ha llamado “a la alegría, que no está en ser ordenado o en llegar a ser obispos, sino en ser hijos de Dios.

En la misma línea, el Arzobispo de Barcelona ha animado a “centrarnos en el servicio y no en el poder. Servir podemos hacerlo todos, desde la dignidad de ser hijos de Dios. Basta con tener amor y no desear poder”.

En tanto, el Vicepresidente de la Conferencia Episcopal Peruana ha apuntado que si en América Latina se retiraran las mujeres que sirven a la Iglesia católica, esta «no tendría ningún tipo de fuerza». En concreto, ha destacado el «importante» rol que cumplen las mujeres de la Amazonía que son «las sacerdotisas, no en sentido litúrgico, sino en el sentido de que fortalecen la vida familiar, producen un servicio de amor, de preocupación por los pobres» y ha dicho que no cree que ellas «tengan la ilusión de ser sacerdotes».

Política de encuentro

Finalmente, los tres cardenales cerraron la mesa redonda apelando a la vivencia de la política desde la cultura del encuentro. “Hay que dialogar hasta que nos sangre la boca. Los insultos no construyen”.

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