El pueblo cusqueño se vistió de gala para conmemorar la Solemnidad del Corpus Christi, una de las festividades religiosas más trascendentales de la región. En la imponente Basílica Catedral del Cusco, Mons. Richard Daniel Alarcón Urrutia, Arzobispo Metropolitano del Cusco, presidió la ceremonia central, en la cual estuvieron presentes destacadas autoridades eclesiásticas y una masiva participación de la feligresía local y visitantes.
Estuvieron presentes Mons. Lizardo Estrada Herrera OSA, Obispo Auxiliar del Cusco; Mons. Gilberto Gómez González, Obispo de Abancay, y Mons. Edinson Farfán Córdova, Obispo Prelado de Chuquibambilla, así como el clero cusqueño.

La majestuosa misa, concelebrada por los mencionados dignatarios religiosos, contó con la asistencia de las principales autoridades civiles, policiales y militares del Cusco, quienes se unieron al fervor religioso de la ocasión. El esplendor de la solemnidad se vio realzado por la presencia de las 15 imágenes Patronales provenientes de las principales parroquias de la ciudad, como San Antonio Abad, San Jerónimo, San Cristóbal, San Sebastián, Santa Bárbara, Santa Ana, Santiago, San Blas, San Pedro, San José, Virgen Natividad, Virgen de los Remedios, Virgen Purificada, Virgen de Belén y Virgen Inmaculada.
Durante su emotiva homilía, el Arzobispo del Cusco resaltó la importancia de conservar y transmitir a las futuras generaciones el valioso legado recibido de sus antepasados. Hizo hincapié en la vitalidad de la fe eucarística, la cual constituye una parte fundamental de la riqueza cultural y religiosa del pueblo cusqueño. Mons. Alarcón Urrutia destacó la necesidad de renovar la memoria histórica de un Dios que nunca ha abandonado ni dejado de alimentar a su pueblo. Inspirándose en las lecturas del día, instó a la gratitud por la fe recibida y a la unidad entre los creyentes, basada en la Eucaristía como fuente de comunión.

El Arzobispo subrayó la importancia de la unidad en una sociedad cada vez más fragmentada, llamando a reconocer y respetar la diversidad. Enfatizó que la división obstaculiza el progreso y recordó el llamado de Jesús a la unidad durante su última oración. La Eucaristía, mensaje silencioso de unidad en medio de la diversidad, nos insta a comprometernos como hombres y mujeres de comunión y paz.
Finalizada la celebración, se inició la solemne procesión del Santísimo Sacramento en la carroza de plata, recorriendo el perímetro de la histórica Plaza Mayor del Cusco. Miles de devotos participaron fervorosamente en este acto, donde Mons. Richard Daniel Alarcón Urrutia impartió su bendición a todos los presentes, enriqueciendo la vida cristiana de cada uno de los asistentes.
Posteriormente, se dio inicio a la tradicional procesión de las quince imágenes Patronales, acompañadas por sus párrocos, feligreses, músicos y devotos en general, llenando las calles de Cusco con una manifestación de fe y devoción sin precedentes.
La celebración de la Solemnidad de Corpus Christi en Cusco dejó una profunda huella de fe, devoción y unidad entre los participantes. Esta importante festividad reafirma el compromiso de los cusqueños de valorar su fe y fortalecer su identidad religiosa, al tiempo que destacan la relevancia de preservar la herencia cultural y promover la unidad en una sociedad diversa.
