P. Luis Miguel Modino, CELAM
Cuatro pesos pesados de una Iglesia que quiere ser sinodal, distintas formas de vivir la fe, desde diferentes ministerios y servicios eclesiales. Todo eso se ha hecho presente en uno de los momentos que podemos decir destacados en el discurrir de la Asamblea Eclesial de América Latina y el Caribe.
La reflexión del largo panel celebrado en la mañana del jueves 25 de noviembre, en el que la reflexión giró en torno al tema: “De la Asamblea Eclesial de América Latina y el Caribe hacia el Sínodo de la sinodalidad”, contó con la presencia de dos cardenales de la Curia Vaticana, Marc Ouellet y Mario Grech; de la presidenta de la Vida Religiosa en el continente, Liliana Franco, y de Mauricio López, mexicano, laico y coordinador del Centro de Redes y Acción Pastoral del Celam.
Una expresión de la visión pastoral del Papa Francisco
Luego de afirmar que casi todos los días debe hablar de la sinodalidad y del Sínodo de la Sinodalidad, el Secretario General del Sínodo dijo sentirse honrado de poder dirigirse a la Asamblea Eclesial, continuidad de una historia de “comunión eclesial, que podría ser un ejemplo para muchas Conferencias Episcopales”. El purpurado definió este encuentro como “una expresión de la visión pastoral del Papa Francisco”, y un puente entre el Sínodo de la Amazonía y el Sínodo sobre la Sinodalidad.
Sinodalidad y misión
El Cardenal Grech ha reflexionado sobre “la estrecha relación entre sinodalidad y misión”, presente en la Evangelii Gaudium, “un documento sobre la dimensión misionera de la Iglesia”, sobre la Iglesia en salida. A partir de ahí reflexionaba sobre la «comunidad sinodal», que “tiene un deseo inagotable de ofrecer misericordia”, que “sabe dar fruto», que “sabe celebrar». Para el secretario del Sínodo de los Obispos, “la Iglesia crece en sinodalidad, asume una forma cada vez más sinodal cuanto más vive y practica un estilo sinodal”.
Sinodalidad desde la escucha-discernimiento
Para el cardenal Grech, “un proyecto misionero sólo puede surgir del proceso sinodal de escucha-discernimiento, que es, además, un ejercicio de discipulado”.
También destacaba el aporte de la Iglesia de América Latina y el Caribe en el método de escucha, esperando “una contribución que abra perspectivas sobre el modo de hacer operativas las instancias intermedias de la sinodalidad”.
El Papa cree en el Espíritu Santo
Por su parte, el cardenal Ouellet comenzó haciéndose algunas preguntas: “¿Cuál es el sueño de una Iglesia sinodal? ¿Una nueva moda? ¿Una estrategia de comunicación? ¿Una ideología disfrazada de programa pastoral? ¿Un método para la conversión misionera de la Iglesia?”.
El sueño de una Iglesia sinodal del Papa Francisco provoca reacciones diferentes, aunque el purpurado quiso dejar claro que “el Papa cree en el Espíritu Santo y quiere que aprendamos a escucharlo mejor en todos los niveles de la Iglesia”.
Una Iglesia caminante en la fe
De cara al próximo Sínodo destacó la importancia de la participación, comunión, misión, reflexionando sobre cada una de estas dimensiones. El presidente de la Comisión Pontificia para América Latina, agradecido por la oportunidad de participar de la Asamblea, felicitando al Celam “por el esfuerzo desplegado en esta organización tan compleja y creativa en tiempos de pandemia”. Algo que va a incentivar el próximo proceso sinodal, afirmó el purpurado, que encerró su intervención reflexionando sobre las vocaciones en una Iglesia sinodal.
Por otro lado, Mauricio López se refirió al Statio Orbis del Papa Francisco el 27 de marzo de 2020, que nos hizo ver que estamos en la misma barca y somos desafiados a remar juntos, no solo para salvarnos, sino para elegir lo que realmente es importante.
En ese punto denunciaba dos enfermedades que dificultan la sinodalidad, una la esclerosis farisaica, que nos endurece, y la misofobia sinodal, el miedo a contaminarme, propio de los esenios que despreciaban a quienes no eran de su grupo, con una tentación de imposición ideológica.
Sobre el próximo Sínodo reflexionaba sobre su bidimensionalidad basada en la universalidad y la particularidad. Al hablar de la temporalidad, se refería a la tensión entre Kairós y cronos, y una tercera dimensión incidía en la reforma en curso. Se trata de entrar de una tensión entre el diálogo de la fe y el sensus fidei. Finalmente, reflexionó sobre las claves sinodales: la periferia es el centro, no perder el foco y la perspectiva del desborde, elementos fundamentales que nunca pueden ser dejados de lado.