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El presidente de la Conferencia Eclesial de la Amazonia narra su último encuentro con el dominico peruano, fallecido este 22 de octubre, y desea que el testimonio de Gutiérrez nos ayude a seguir caminando en presencia de Jesús para el servicio de la humanidad.

La última vez que el Cardenal Pedro Barreto, presidente de la Conferencia Eclesial de la Amazonía (CEAMA), se reunió con el padre Gustavo Gutiérrez, hace unos meses, fue un encuentro en el que lo vio en paz. «Él me comentaba -dice Barreto- que había vivido tiempos difíciles y yo soy muy consciente de ello, pero estaba muy en paz y con mucha esperanza», relata.

El purpurado peruano reconoce que Gutiérrez lo alentaba cuando le estaba contando sobre la primera sesión del Sínodo de la sinodalidad. De veras, se sentía «como una persona inspirada», que merecía la pena haber trabajado tanto. Al mismo tiempo, reconoce que el dominico estaba muy debilitado y comparte un episodio conmovedor: de manera espontánea, en un momento determinado Barreto se quitó la cruz pectoral y se la colocó en su pecho. Al principio, quedó desconcertado; luego sonrió y revela que hay una foto que retrata dicho gesto.

Barreto no lo hizo como un «privilegio» sino como una «expresión de lo que él, por fidelidad a la Iglesia, sufrió por dentro: vivió la pasión de Cristo en la Iglesia con estos insultos, estas negaciones que algunos sectores de la Iglesia y fuera de ella hacían. Por tanto, esta cruz es signo de resurrección, de esperanza».

Ahora, desde la presencia de Dios, Gutiérrez «nos está compartiendo su alegría de haber valido la pena sufrir con Cristo para también gozar con Él para siempre en esta experiencia», según Barreto. El cardenal reconoce que en la segunda sesión de la XVI Asamblea General Ordinaria del Sínodo hay algo fundamental: renovar el seguimiento de Jesús desde la opción preferencial por los pobres. «Que Dios lo tenga en su presencia y nos ayude a seguir caminando en la presencia de Jesús para el servicio de la humanidad».

Fuente: Vatican News

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