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El encuentro entre el CELAM y los Centros Pastorales tuvo lugar, tanto de forma presencial como virtual, del 14 al 16 de julio en Ciudad de México, en la sede de la Conferencia Episcopal Nacional (CEM). El encuentro, la oración, el discernimiento, la evaluación y las perspectivas fueron los puntos principales del evento que, en la tarde del 15 de julio, vio la peregrinación de los participantes a la Basílica de la ciudad dedicada a la «Virgen Morena», Patrona de América Latina.

Uno de los momentos más significativos de las jornadas de encuentro, oración, discernimiento, evaluación y proyección, que finalizaron el pasado viernes 16 de julio, fue la peregrinación de los representantes del CELAM a la Basílica de Santa María de Guadalupe al caer la tarde del 15 de julio.

La Visita al Camarín de la Virgen de Guadalupe fue un momento muy especial para quienes participamos en este encuentro del Celam, comentó el Cardenal Odilo Pedro Scherer, arzobispo de São Paulo y primer Vicepresidente del Celam, al detallar que “ha sido, en primer lugar, una profunda experiencia personal poder participar de la vida de fe del pueblo mexicano que viene a encontrarse con la Virgen de Guadalupe para dirigir a ella su mirada y sus necesidades; también he vivido esta experiencia”.

En segundo lugar, desde una perspectiva comunitaria, el Cardenal brasileño subrayó que “también nosotros dirigimos a ella [María de Guadalupe] nuestra mirada como representantes del Consejo Episcopal Latinoamericano, poniendo en sus manos el trabajo que estamos desarrollando y encaminando para el bien de toda la Iglesia en América Latina y el Caribe, así como la Asamblea Eclesial que tenemos por delante y tantos proyectos y situaciones que como Iglesia vivimos y acompañamos en medio de nuestros pueblos”.

No desanimarse ni tener miedo

De cara al camino de renovación y reestructuración del Celam, hemos puesto todo bajo la mirada de Santa María de Guadalupe, pidiendo a ella su protección, intercesión, ayuda, consuelo, y su constante asistencia materna, agregó el Cardenal Odilo Scherer, recordando que así como ella manifestó al indio San Juan Diego, que no debía tener miedo, “ella nos sigue repitiendo yo estoy aquí, soy tu madre a cada uno de nosotros y a nuestros pueblos”, no importa qué tan grande sean los desafíos, las necesidades y los sufrimientos. “No debemos desanimarnos ni tener miedo, sino confiar en la Palabra de Dios y con la constante presencia e intercesión de María podemos continuar, seguir adelante y realizando la misión de la Iglesia que Jesús nos confió en este continente”.

El encuentro de los miembros del Celam con la Patrona de América Latina y el Caribe fue precedido por una visita a la Sede de la CEM, donde fueron recibidos por Monseñor Alfonso Miranda Guardiola, obispo auxiliar de Monterrey y Secretario General de la CEM. De igual forma Monseñor Salvador Martínez Ávila, Rector de la Basílica de Santa María de Guadalupe, junto con algunos Canónigos, acogieron y acompañaron al Celam en su peregrinar por la Basílica, experiencia que fue compartida con algunos miembros de la Nunciatura Apostólica en México, en cabeza del Nuncio, Monseñor Franco Coppola.

No hay renovación sin discernimiento

A modo de síntesis sobre el sentido de las jornadas de trabajo y discernimiento de los miembros de la Presidencia, la Secretaría General, los Obispos Coordinadores de los Consejos de los Centros Pastorales, al igual que los Directores de los Centros, el Padre David Jasso, Secretario General Adjunto del Celam, ha dicho que el balance es muy positivo porque no hay renovación y reestructuración sin discernimiento, y el hecho que la presidencia y el equipo pastoral del Celam nos hayamos tomado este tiempo para discernir delante de Dios sin dejar de escuchar al pueblo y escucharnos entre nosotros, ha sido muy valioso”.

En la homilía de la eucaristía de clausura, Monseñor Juan Carlos Cárdenas, Obispo de Pasto (Colombia) y Coordinador del Centro para la Comunicación, alentaba a no perder de vista el principio de subsidiariedad que ha caracterizado al Celam, para “que nadie se quede atrás”, como pide el Papa Francisco. La Iglesia latinoamericana y caribeña  reafirma su compromiso con “una Iglesia pobre para los pobres” que reconoce que “el nombre de Dios es misericordia”.

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