Con el cierre de negocios y empresas debido al Estado de Emergencia Nacional, miles de migrantes tuvieron que retornar a pie a sus lugares de origen, porque se quedaron sin recursos para afrontar la cuarentena decretada por el Gobierno peruano para frenar el avance del COVID-19.
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Este es el caso de un grupo de migrantes amazónicos, integrado por niños, hombres y mujeres de todas las edades de las etnias awajún y wampís, que se moviliza, la mayoría caminando, desde Lima y Chiclayo hasta las regiones de Cajamarca y Amazonas. El Centro Amazónico de Antropología y Aplicación Práctica (CAAP) informó en su página web lo que está sucediendo y recogió algunos los testimonios de quienes están ayudando a estas personas, particularmente en la provincia de Condorcanqui, donde ya se reportó tres casos positivos del coronavirus.
Frente a esta dura realidad, miembros de la parroquia de Pucará del Vicariato Apostólico de Jaén (Cajamarca) se han organizado para llevar alimentos a las personas que recorren aún cientos de kilómetros de regreso a casa. Esto lo cuentan los sacerdotes Dennys Gonzáles e Iván Pinedo, que han estado saliendo al encuentro de los llamados «caminantes amazónicos». Según indican, se repartieron cerca de 500 cenas diarias a niños, jóvenes e incluso madres gestantes que de tanto caminar presentaban ampollas en sus pies.
“Por temor al contagio, los vecinos de la zona no les daban ni un vaso de agua. Pero nosotros como Iglesia estamos llamados a acompañar en las situaciones más difíciles”, comentó el párroco Gonzáles. “Nosotros no podemos corrernos ante el sufrimiento humano, esto es lo que tenemos que hacer, darle la mano al hermano que pasa por nuestra parroquia. Además, familias solidarias nos han ayudado con víveres”, relata.
Iglesia en salida contra la indiferencia
Asimismo, el Vicariato Apostólico de Jaén, con Mons. Alfredo Vizcarra a la cabeza, viene impulsando una cruzada solidaria para sensibilizar a la población con donaciones que serán utilizadas para la elaboración de canastas básicas y entregadas a quienes más lo necesitan en dicha jurisdicción eclesial.
“Las actividades habituales del Vicariato se han detenido y todos estamos remando a una sola voz”, explica Sonia Pastor, responsable de la Pastoral Social. A día de hoy, se repartieron más de 2200 canastas solo en la zona de Jaén, donde se beneficiaron tanto la población campesina como urbana. A estas donaciones se suman las colaboraciones de los empresarios arroceros. “También hay una comisión de comedor popular que todos los días da entre 300 a 400 almuerzos, algunos pagan un sol, otros no pagan nada”, cuenta.