El Arzobispo de Arequipa, Mons. Javier Del Río Alba, informó que el P. Víctor Alpaca Ramos, sacerdote de la Arquidiócesis, y el hermano Arístides Estela, de la Compañía de Jesús, han partido a la Casa del Padre, víctimas de la pandemia del COVID-19.
«Dios ha tenido a bien llamar a su presencia a nuestro querido P. Víctor Alpaca. Estoy convencido de que, especialmente durante los últimos años, Él lo fue preparando para este momento», manifestó Mons. Del Río al destacar la humildad y paciencia con las que el sacerdote sobrellevó las enfermedades que lo aquejaban desde hace algunos años y que últimamente no le permitieron defenderse de modo adecuado ante el coronavirus. “Como saben quienes lo visitaban, el P. Víctor no se separaba de su libro de oración de la Liturgia de las Horas y del Rosario”, añadió nuestro Pastor.
PUEDES LEER: Respira Perú entregará planta de oxígeno en Arequipa y ayudará a financiar la compra de otra en Yurimaguas
Antes de ingresar a la sección COVID del hospital, el P. Víctor recibió la Unción de los Enfermos, el Viático y la Bendición Apostólica con indulgencia plenaria por parte del P. Marco Antonio Sandoval, capellán del Hospital Nacional Carlos Alberto Seguín Escobedo.
«Ofrezcamos la Misa por nuestro P. Víctor, para que el misterio pascual de Cristo que celebró en cada Misa, se realice plenamente ahora en él y el Señor lo conduzca a la plenitud de la vida en la resurrección. Y pidamos también por su familia, para que el Espíritu Santo les consuele y fortalezca con la virtud de la esperanza», manifestó Mons. Del Río en un mensaje que compartió con el clero y las religiosas de la Arquidiócesis al enterarse de su fallecimiento el pasado sábado 18 de julio.
Pocos días después, el lunes 20, falleció también el hermano Arístides Estela, de la Compañía de Jesús. Al expresar sus condolencias a los superiores de su orden religiosa, el Arzobispo de Arequipa dijo: “Todos lo recordamos con el cariño que se ganó por su espíritu de servicio y su trato siempre amable y cariñoso. Lo extrañaremos de modo particular cada vez que vayamos a la Iglesia de la Compañía, donde siempre nos recibía con su sonrisa sincera y franca”.
En el mismo mensaje, Mons. Del Río destacó que, de modo particular, lo extrañarán nuestros hermanos venezolanos, así como muchos pobres y otras personas que acudían a él y que fueron atendidos siempre con toda solicitud. “Estoy seguro de que el Señor lo recibirá con las palabras del Evangelio: ‘ven bendito de mi Padre…’”, concluyó.
P. VÍCTOR ALPACA RAMOS
Nació en Arequipa el 11 de enero de 1944, recibió su formación en el Pontificio Colegio Pio Latino Americano, la Pontificia Universidad Gregoriana y la Pontifica Universidad Lateranense. Fue ordenado sacerdote en la Arquidiócesis de Piura el 7 de septiembre de 1974 y posteriormente incardinado en nuestra Arquidiócesis en el año 1986, por Mons. Fernando Vargas Ruíz de Somocurcio, Arzobispo de Arequipa en ese entonces. En nuestra Arquidiócesis se desempeñó como Canciller de la Curia Arquidiocesana y ejerció el ministerio sacerdotal en varias parroquias, “Santo Toribio de Mogrovejo” y “Nuestra Señora de los Dolores”.
HNO. ARÍSTIDES ESTELA, S.J.
Nació en Polulo, distrito de Ninabamba, en la provincia de Santa Cruz – Cajamarca, el 7 de octubre de 1946. Conoció a los Jesuitas con tan solo 17 años, cuando vivía con su familia en Jaén, ingresó al noviciado en la casa de Miraflores en el año 1964 y culminó su formación en 1977, haciendo la Tercera Probación en Huachipa y ese mismo año emitió sus últimos votos en Lima. Inició su vida apostólica en Chachapoyas, trabajo en los colegios de La Inmaculada y San Ignacio de Piura, formó parte del equipo de formación de los jóvenes Jesuitas en Lima y estuvo en Arequipa desde el año 1995, donde se desempeñó como ministro y el encargado de la salud de la casa, además del cuidado pastoral del Templo de la Compañía, donde fue un administrador fiel y solícito. Tenía un activo papel en la Pastoral Juvenil y desde el año pasado colaboró con gran dedicación en la oficina de atención a migrantes y era el representante de la comunidad Jesuita en la Oficina Encuentros – SJM.