Por Mons. Miguel Ángel Cadenas, Obispo del Vicariato Apostólico de Iquitos
Esta semana la atención de la Iglesia se centra en el Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) en Lisboa. Unos días de convivencia entre jóvenes para acercarse más a Jesús. Desde Iquitos no asistirá ningún grupo organizado, aunque unos pocos jóvenes han viajado por su cuenta.
La JMJ sugiere algunas líneas importantes para la Pastoral Juvenil. Una de ellas es la alegría. No puede haber seguimiento de Jesús sin alegría. No es cualquier alegría, es la alegría de saberse acompañado por Jesús en la Iglesia.
Otro elemento fundamental es la adoración. La vida cristiana consiste en reconocer y adorar a Jesús, el Cristo. Esto nos permite estar en el mundo con una alegría desbordante. Hay espacio para la oración, para la adoración, para la eucaristía, para la confesión, para el compartir la vida con otros cristianos jóvenes…
La universalidad, catolicidad. Somos millones de católicos. Estamos abiertos a la pluralidad de la fe. Este no es un dato banal: el NT plasma la gran diversidad de las comunidades cristianas primitivas.
Los jóvenes son enviados. No somos dueños de nuestra vida, somos enviados por Dios a este mundo concreto. Nuestra misión: vivir la alegría cristiana y “dar razón de nuestra esperanza”.