Por: Esther Núñez Balbín
Periodista
Aliviar el dolor de quienes más sufren es una tarea encomiable. Más aun, cuando ese deseo de curar las heridas no solo del cuerpo, sino también del alma, brota del corazón. Padre Luis Tezza ofreció su vida en esa labor por las calles de los Barrios Altos de Lima, durante más de 20 años.
El sacerdote de nacionalidad italiana, llegó al Perú en 1900 como visitador para la reforma de la orden Camiliana de Lima. Al cumplirse el centenario de su partida al cielo, la superiora provincial de las Hijas de San Camilo, sor Milagros Gutierrez Castro narra cómo el beato padre Tezza se santificó en tierras peruanas, donde encontró la muerte un 26 de setiembre de 1923.
El “Apóstol de Lima”, como lo llamaban en la también recordada “Ciudad de los Reyes” aprendió de su padre médico el amor misericordioso por quienes sufren. Pues, cuando no estaba en la casa de algún seminarista confesando sus necesidades espirituales, visitaba a los reos enfermos, o adultos mayores para aliviar sus males.
Medico de corazón
En tiempos de pandemia las Hijas de san Camilo siguen asistiendo a los enfermos con el propio riesgo de su vida. El legado de espiritualidad que el padre fundador Luis Tezza dejó es su mejor tesoro. A los cien años de su paso al cielo, las religiosas camilianas promueven su carisma al asistir al enfermo, como una madre lo haría, con su único hijo.
Bajo la intercesión de su fundador las religiosas atienden con especial cariño a los moribundos como lo supo hacer el religioso camilo día y noche, en el templo que toma el nombre de la Buena Muerte. Sus hijas cumplen su misión en diversas obras de servicio que llevan adelante en las nueve casas de reposo, tanto en Lima como el interior del país.
Tras la COVID -19, las Hijas de San Camilo, despidieron a la casa del Padre, a dos de sus hermanas, contagiadas por el virus durante sus visitas domiciliarias a los caseríos de la región andina.
Una misión para los enfermos
Su labor de enfermería en la clínica Padre Luis Tezza no se detiene. Día a día aprender a curar a los enfermos en medio de todas las carencias materiales, pues conseguir su reinserción en la sociedad es su mejor recompensa.
Esta misión la realizan desde 1960 cuando fueron invitadas a complementar este servicio por los propios padres de la orden de los ministros de los enfermos. En 2021 iniciaron santa Clotilde, una misión a dónde deben llegar en lancha luego de seis horas de camino. Para este año esperan renovar el comedor en Manchay (Lima), que ofrece 200 raciones diarias de alimentos.
En el marco del año jubilar que concluye en 2023 se presentará el remozado santuario dedicado al beato padre Luis Tezza donde se podrá apreciar la reliquia del metatarso del pie de su fundador.