«No nos cansemos de hacer el bien, porque, si no desfallecemos, cosecharemos los frutos a su debido tiempo. Por tanto, mientras tenemos la oportunidad (kairós), hagamos el bien a todos» (Ga 6,9-10a), es la cita bíblica del apóstol Pablo que medita el Papa Francisco en su mensaje para el tiempo litúrgico de la Cuaresma de este año.
El Santo Padre inicia su mensaje recordando que “la Cuaresma es un tiempo favorable para la renovación personal y comunitaria que nos conduce hacia la Pascua de Jesucristo muerto y resucitado”.
A continuación, el Mensaje del Papa para la Cuaresma 2022:
20211111-messaggio-quaresima2022Preparación para el miércoles de cenizas
Por otro lado, en el miércoles de cenizas próximo, el Papa Francisco presidirá la celebración en forma de «Estaciones» romanas. Informó este lunes, 21 de febrero de 2022, la oficina para las celebraciones litúrgicas del Sumo Pontífice.
El rito se celebrará el 2 de marzo de 2022, día en que comienza la Cuaresma. El año pasado, a causa de la pandemia, el Papa no había podido participar y celebrar la misa en Santa Sabina y tampoco se realizó la tradicional procesión penitencial desde la Iglesia de San Anselmo en la colina del Aventino de Roma.
Cuaresma 2022
Este año, así será el calendario de inicio de Cuaresma, según indicó monseñor Diego Ravelli, Maestro de las celebraciones litúrgicas del Papa:
A las 16:30 horas, en la iglesia de Sant’Anselmo all’Aventino, comenzará la liturgia «estacionaria», seguida de la procesión penitencial hacia la Basílica de Santa Sabina.
A la procesión asistirán cardenales, arzobispos, obispos, los monjes benedictinos de Sant’Anselmo, los padres dominicos de Santa Sabina y numerosos fieles.
Al final de la procesión, en la Basílica de Santa Sabina, se celebrará la Santa Misa con el rito de la bendición y la imposición de la ceniza.
Con el miércoles de ceniza comienza la Cuaresma y es un momento importante en la liturgia anual de la iglesia católica.
Se llama así porque desde tiempos inmemoriales se pone ceniza en la frente a los que asisten a la celebración litúrgica de la comunidad.
El significado de este gesto es recordar la brevedad de la vida humana, el llamado a la humildad y la conversión a Dios.