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Durante la 128.ª Asamblea Plenaria de Obispos del Perú, monseñor Lizardo Estrada Herrera, Obispo Auxiliar del Cusco y Secretario General del Consejo Episcopal Latinoamericano y Caribeño (Celam), realizó una presentación de los avances y perspectivas de la Iglesia en América Latina y el Caribe en el contexto del proceso sinodal, ratificando el compromiso con una Iglesia más cercana, participativa y misionera.

Al iniciar, Mons. Estrada felicitó a la nueva directiva de la Conferencia Episcopal Peruana, encabezada por Mons. Ricardo García Camader, como presidente; Mons. Jorge Enrique Izaguirre Rafael, como Primer Vicepresidente; Mons. Luis Alberto Barrera Pacheco, como Segundo Vicepresidente; y Mons. Antonio Santarsiero Rosa, como Secretario General.

El Proceso Sinodal y el Celam

El obispo Estrada dijo que desde el lanzamiento el 10 de octubre de 2021, el proceso sinodal “Por una Iglesia sinodal: comunión, participación y misión” fue acompañado por el Celam. Este acompañamiento incluyó: fase de consulta al Pueblo de Dios, realizada en el ámbito diocesano, nacional y continental; la fase de discernimiento de los pastores, desarrollada en dos sesiones en octubre de 2023 y 2024; y la fase de implementación para una Iglesia Sinodal, iniciada tras la aprobación del documento final por el Papa Francisco el 26 de octubre de 2024, enfocándose en la recepción y aplicación de sus indicaciones.

El Secretario General del Celam expresó que el Papa Francisco resaltó la necesidad de mediaciones para implementar el Documento Final, invitando a las Iglesias locales y agrupaciones eclesiales a adaptarlo en sus contextos específicos a través de procesos de discernimiento.

Para realizar el acompañamiento de este tiempo de implementación, al que en el Celam se llama “de recepción”, se amplió el equipo de trabajo, integrando obispos, sacerdotes y laicos de diversas regiones y ámbitos pastorales.

¿Qué hará el Equipo de recepción del Celam?

Este equipo se reunió por primera vez el 19 de diciembre de 2024 para reflexionar sobre su rol y planificar futuras acciones.

Entre las iniciativas destacadas se incluyen encuentros regionales de secretariados de conferencias episcopales en febrero y marzo de 2025; producción de materiales formativos como los 37 cuadernillos sobre cómo vivir la Sinodalidad; elaboración de una edición especial de la revista “Medellín”; cursos y diplomados a través del Cebitepal, incluyendo temas como discernimiento pastoral, catequesis, música en clave sinodal y seguridad urbana.

Durante la reunión inicial del equipo de implementación se delinearon algunos principios: El discernimiento debe partir de las Iglesias locales; la Sinodalidad es un proceso largo que requiere etapas claras y mantener el espíritu sinodal (que el Jubileo no tape el Sínodo sino que se articulen instancias); la comisión continental tiene un papel subsidiario y sobre todo de animación; existen los equipos nacionales y diocesanos con los que se puede generar una articulación; se requiere establecer horizontes, metas y procesos de evaluación.

Recepción del Documento Final del Sínodo

Mons. Lizardo explicó que entre las propuestas futuras están “divulgar, animar, motivar la recepción del Documento Final del Sínodo”, donde recordó que se habla más de “recepción, que de implementación”.

Asimismo, se espera contar con un equipo de apoyo a las Conferencias Episcopales y, a través de ellas, a todas la Iglesias particulares, “por eso es importante escuchar y dialogar con los distintos espacios de la Iglesia latinoamericana para discernir qué necesitan y ayudarlos a hacer una lectura eclesiológico pastoral”, explicó el obispo.

También se ve la necesidad de “lograr una convergencia de procesos, especialmente entre Asamblea Eclesial y el Sínodo, pero también teniendo en cuenta Querida Amazonía y el Jubileo. Pensarlo como un todo”, ya que el propósito es articular, discernir, priorizar y orientar.

Un modo de ser Iglesia

Se sugiere establecer etapas con metas y objetivos, y mantener evaluaciones periódicas. Se espera trabajar con los equipos sinodales conformados en las distintas Conferencias Episcopales. La autoridad eclesial expresó que “es importante integrar a las comunidades más sencillas y a los grupos que tuvieron poca participación. Para eso se propone la elaboración de versiones de divulgación con un lenguaje más accesible. Ofrecer una mirada del documento desde la vida de las parroquias y cómo se puede vivir la Sinodalidad en los diferentes ámbitos eclesiales, en clave de conversión y reforma de estructuras. Producir materiales para orientar y animar esta instancia”.

Un aspecto destacado por el obispo es la espiritualidad sinodal, que está ligada al sentido de conversión: “Para que la Sinodalidad sea un modo de ser en la Iglesia”. Existen numerosas experiencias e iniciativas que ya están marcando el camino de la Sinodalidad. Estas huellas representan ejemplos valiosos que pueden ser recogidos y difundidos para animar a otras comunidades a iniciar o fortalecer procesos similares. Estas experiencias son testimonio de que la sinodalidad es un proyecto vivo y en crecimiento.

“Una instancia de discernimiento puede ser la realización de una segunda Asamblea Eclesial, incluso se habla de una nueva Conferencia General del Episcopado para hacer una recepción latinoamericana del texto. Puede estar precedida o seguida de asambleas nacionales”, anunció Mons. Estrada. Todo con el objetivo de una recepción honda del Documento Final y la articulación de propuestas concretas para avanzar en este proceso de transformación eclesial.

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