En entrevista con el diario La República, el Presidente de la Conferencia Episcopal Peruana y del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM), Mons. Miguel Cabrejos, Arzobispo de Trujillo, invitó a todos los peruanos a unirnos en una gran campaña de solidaridad «Hambre Cero» a través del Acuerdo Nacional.
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«Cáritas diocesanas están funcionando muy bien con la ayuda del Ejército, la Policía, pero se puede hacer institucionalmente. La Iglesia (Católica) tiene 44 diócesis, y cada una tiene cantidad de parroquias, capillas. Es una red inmensa que llega a los rincones más lejos del país. Comentamos en el Acuerdo Nacional que hay conferencias episcopales que tienen el programa ‘Solidaridad, hambre cero’. Nosotros podemos lanzar algo parecido, pero uniéndonos con las instituciones», dijo durante la conversación.
Entrevista realizada por el diario La República:
¿Qué enseñanza nos deja esta pandemia, en vista de que muchos peruanos se resisten a respetar la cuarentena?
Esta pandemia nos afecta a todos y nos exige responder con responsabilidad y dignidad. La gente tiene que entender que esto nos afecta a todos. Debemos cumplir lo que disponen las autoridades, pero no lo están haciendo todos. No toman conciencia de las consecuencias. Debemos hacer uso de los medios adecuados para protegernos, personal y comunitariamente. No entienden que ese cuidado es para evitar la expansión de este virus, para salvar su vida y la de los demás.
¿Cómo nos afecta, como sociedad, esta crisis de salud?
Esta pandemia está socavando los cimientos de la convivencia universal, y es necesario reflexionarlo profundamente, porque se trata de una crisis biológica, económica y antropológica, y también comunicacional. El Papa Francisco, que sigue todo, nos dice en este contexto que nuestra civilización necesita hacer un cambio, repensarse y regenerarse; estamos invitados a asumir nuestra responsabilidad y afrontar el desafío, consecuencia de este virus, por un nuevo humanismo, una nueva manera de ser y convivir. No será lo mismo, y en esa misma línea debemos promover una alianza entre ciencia, ética, política economía.
¿Cómo se puede hacer?
Tiene que tener como base un nuevo pacto por la vida. La ciencia tiene que apostar la vida, así como la ética, la política, la economía. El punto que los une debe ser un nuevo pacto por la vida, porque lo hemos descuidado, desde el punto de vista de la naturaleza humana, pero también del cuidado de la casa común.
¿Qué implica esta alianza?
Debe expresarse en un sistema político que no sea autorreferencial, ni pensar en sí mismos. Los partidos políticos deben estar realmente al servicio de todos.
¿La instancia para plantearse sería el Acuerdo Nacional, ya que el presidente Vizcarra acaba de convocarlo?
Sí. Estuve en la última reunión y les hice parte de esta reflexión. El Acuerdo Nacional debe tener autoridad como punto de partida. Además, ellos han decidido que lo que dialogan debe quedar allí, pero lo que no se conoce no existe. Si queremos que esta instancia tenga relevancia, sus reflexiones deben darse a conocer. Hoy el Acuerdo Nacional tiene que ser solidario con el Perú.
¿De qué manera?
Es necesario preocuparnos por los demás, y lo hemos dicho, por los adultos mayores, enfermos, pobres, marginados, y también, claro, los miles de compatriotas que están procurando llegar a sus lugares de origen, con tantas dificultades. Monseñor Strotmann, el padre Ítalo, yo, que hemos representado a la Conferencia Episcopal, hemos hecho este llamado, de ser solidario, al Acuerdo Nacional, y les pregunté cuál es su rol en este contexto. Quedó allí.
No son suficientes las acciones del Gobierno para superar la crisis de la cuarentena…
El Gobierno está haciendo muchas cosas y lo saludamos, pero creo que puede utilizar instancias de gran valor que existen en el Perú, como las Iglesias, que tienen una gran red, a través de las parroquias. Hace muchos años, cuando hubo una crisis de hambre, el Gobierno pidió ayuda a la Conferencia Episcopal, en la época de monseñor (Ricardo) Durand, y puso toda su plataforma para ayudar.
Pero Cáritas y las Fuerzas Armadas se han unido para repartir canastas…
Las Cáritas diocesanas están funcionando muy bien con la ayuda del Ejército, la Policía, pero se puede hacer institucionalmente. La Iglesia (Católica) tiene 44 diócesis, y cada una tiene cantidad de parroquias, capillas. Es una red inmensa que llega a los rincones más lejos del país. Estamos para ayudar, y estamos a tiempo porque la necesidad es grande. Comentamos en el Acuerdo Nacional que hay conferencias episcopales que tienen el programa “Solidaridad, hambre cero”. Nosotros podemos lanzar algo parecido, pero uniéndonos con las instituciones. Por eso el Acuerdo Nacional no solo debe ser de reflexión sino de solidaridad con el Perú, de actuar ahora. Imagínese lo que podemos hacer todos unidos, partidos políticos, empresarios, Iglesias, Gobierno. Como dice el Papa, caminemos juntos.
Las cárceles son una bomba de tiempo para el contagio. ¿Qué se puede hacer?
Causan dolor el hacinamiento y la sobrepoblación penitenciaria, que hacen imposible el aislamiento. Es verdad que no es un problema solo de hoy, pero es una realidad actual. Hemos invocado una rápida atención en base a las recomendaciones que el Sistema Interamericano dio en el marco de la pandemia. Los presos fallaron y por eso están en la cárcel, pero deben ser tratados con dignidad. Y no hay que olvidar tener gratitud y orar por quienes están en primera línea en esta batalla contra el virus, como nuestros médicos, nuestras enfermeras, nuestras Fuerzas Armadas, nuestra Policía Nacional, nuestro personal penitenciario o de limpieza. Hay que buscar una nueva forma de tratarnos, en esta alianza por la vida, desde el punto de vista de la ciencia, la ética, la política, la economía, no puede ser ganar por ganar, sino tener en cuenta a la persona.