El pasado sábado 25 de marzo, en la Iglesia “Santa María” Catedral de Chiclayo, siete seminaristas recibieron el Orden del Diaconado y tres jóvenes fueron ordenados sacerdotes para la Diócesis de Chiclayo; de manos de S. E. R. Arzobispo Mons. Robert Francis Prevost, O.S.A. Todos ellos, estudiantes del Seminario Mayor “Santo Toribio de Mogrovejo” de Chiclayo.
Recibieron el Orden del Diaconado Mauricio Alexander Chanamé Pendiente, Marcos Antony Cieza Gonzales, Edilberto Óscar De La Cruz Jiménez, Frank Dany Galán Fiestas, Gianmarco Leonardo Romero, Emerson Lenin Lizana Enriquez y Aaron Esteve Meca Puse. Los nuevos sacerdotes son: Primer Jaime Manayalle Sánchez, Luis Alberto Barrera Mendoza y José Alonso Paredes Rodriguez.
Mons. Prevost, dirigiéndose a los diáconos afirmó: “ustedes deben dar testimonio del bien, llenos de Espíritu Santo y de sabiduría, ejercerán su ministerio observando el celibato, atenderán a los enfermos, a los pobres, a los necesitados, anunciaran la palabra de Dios en el evangelio, predicarán, conferirán el sacramento del bautismo, asistirán y bendecirán el matrimonio, llevarán el viático a los enfermos, atenderán los funerales, servirán al altar especialmente en la eucaristía; reconociendo a Cristo en los necesitados”.
La Catedral de Chiclayo lucía abarrotada de fieles, con la participación de 63 sacerdotes y 20 seminaristas, en una emotiva ceremonia de Ordenaciones, la última que realizó el Electo Prefecto del Dicasterio para los Obispos, Mons. Robert Prevost, O.S.A.
Y dirigiéndose a los sacerdotes, expresó: “Van a ser ordenados presbíteros y han de realizar la función de enseñar, que transmitan a todos la paz y la palabra de Dios, que sus vidas sean un ejemplo y estímulo para los discípulos de Cristo; les corresponde también la función de santificar a los fieles en el nombre de Cristo, que se den cuenta todos los días de lo que hacen cuando celebran la santa misa, memorial del sacrifico de Cristo crucificado y procuren caminar siempre unidos a Cristo, unidos con el pueblo de Dios”.
Exhortó a los nuevos sacerdotes a que “vivan y administren el sacramento de la penitencia, que les hará instrumentos de la misericordia y el perdón de Dios, busquen siempre ser promotores de la unidad de la Iglesia, de la fraternidad entre los sacerdotes; que sean siempre convencidos de unir a todos los fieles en una única familia y tengan siempre presente el ejemplo de Cristo el buen pastor que no vino a ser servido si no a servir, a buscar y a la salvar lo que estaba perdido y ustedes todos siempre sean buenas noticias para los pobres y los necesitados de nuestra Diócesis.”
Finalmente, destacó su gratitud a los fieles de esta Diócesis que lo ha acogido durante estos años desde 2014, agradeciendo a las familias de los ordenandos, a los formadores del Seminario, a los sacerdotes, a las Parroquias que han ayudado a estos ordenandos en su formación; con su testimonio, oración, compañía y con la corrección fraterna.