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Jr. Estados Unidos 838. Jesús María.
Lima, Perú.

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  • Miles de fieles participaron de la Eucaristía y la procesión del Santísimo Sacramento en la plaza mayor de Trujillo.
  • La solemne ceremonia fue concelebrada por Monseñor Miguel Cabrejos, presidente del Episcopado Peruano y Arzobispo de Trujillo, quien dirigió su homilía bajo el lema “¡Quédate con nosotros, Señor!” .

Miles de fieles se congregaron hoy en la plaza de armas de Trujillo, en una manifestación de profunda fe y devoción, para participar de la Santa Misa y el recorrido procesional con motivo de la Solemnidad del Corpus Christi 2023. La celebración Eucarística estuvo presidida por Monseñor Paolo Rocco Gualtieri, Nuncio Apostólico en el Perú, y concelebrada por Monseñor Miguel Cabrejos Vidarte, Presidente de la Conferencia Episcopal Peruana y Arzobispo de Trujillo, y Obispos de diversas jurisdicciones eclesiásticas del Perú.

Bajo el lema “¡Quédate con nosotros, Señor!”, Monseñor Cabrejos dirigió su homilía a todo el Pueblo de Dios reunido alrededor de la Eucaristía, expresando gratitud a Dios por “brindarles la gracia de participar en esta gran celebración, donde se alaba, bendice y adora la presencia de Nuestro Señor Jesucristo en la Hostia Consagrada”. Estas palabras resonaron en los corazones de los laicos, religiosos, religiosas, diáconos, sacerdotes y obispos presentes, recordándoles la importancia de la Eucaristía como testimonio de vida.  

Homilía de Mons. Miguel Cabrejos Vidarte OFM.

Espíritu de Dios, el soplo de la vida

La homilía del Arzobispo de Trujillo continuó con una reflexión sobre el origen divino tanto del ser humano como de toda la creación. Monseñor Cabrejos hizo referencia a los textos bíblicos que resaltan cómo Dios, como Creador, sopla vida en el hombre, “haciéndolo desde ese momento, criatura viviente, ser racional, persona humana con dignidad de hijo de Dios”.

En su mensaje, el Presidente del Episcopado Peruano subrayó la importancia del Espíritu de Dios como el aliento de vida presente en cada ser humano, como fuente de creación y renovación interior. “Por eso, alabemos al Señor con corazón sincero y generoso”, exhortó. También enfatizó la conexión entre la humanidad y la naturaleza, llamando a “amar, respetar y cuidar” el entorno natural.

Seguir las enseñanzas de Jesucristo

El Arzobispo también hizo mención sobre la encarnación de Jesucristo como un acto de amor divino que abre el horizonte de la eternidad. Destacó que Jesucristo enseña que Dios es un Padre misericordioso, y que a través de Él se abre un camino de esperanza auténtica.

Asimismo, mencionó la importancia de seguir las enseñanzas de Jesucristo, alimentarse de la Eucaristía, recibir el Espíritu Santo, principio de inspiración y renovación, y cumplir la misión de proclamar la Buena Nueva a toda la creación.

“Tenemos una misión, un mandato de Cristo al momento de la Ascensión: vayan por todo el mundo y proclamen la Buena Nueva a toda la creación, enseñándoles a cumplir todo lo que les he enseñado”, remarcó Monseñor Cabrejos.

Dignidad humana e inclusión, preocupación de la Iglesia

En otro momento, el Presidente del Episcopado Peruano destacó la relevancia de respetar la dignidad humana y promover la inclusión de todos en la comunidad cristiana. Hizo un llamado a respetar y valorar la vida en todas sus etapas, promoviendo una cultura del encuentro y del diálogo que supere divisiones y prejuicios.

En este sentido, instó a los fieles “a respetar la dignidad humana, a no marginar, a no discriminar a nadie, porque se destruye la dignidad del otro”. Enfatizó: «Que el Señor nos de la gracia de no excluir a los demás, a no cerrar los ojos frente al dolor, a la enfermedad, a la miseria humana, porque cerrar los ojos y dar la espalda no viene de Dios”.

La homilía de Monseñor Cabrejos culminó con un llamado a renovar el compromiso personal con la Eucaristía. «Abramos las puertas de nuestra sociedad, de nuestra ciudad, de nuestra región a Dios. Alimentémonos con su Cuerpo y Sangre, para estar en comunión con Dios y con los demás», concluyó el líder religioso, dejando una profunda huella en los corazones de los presentes.

La misa del Corpus Christi concluyó con una procesión solemne alrededor de la plaza de armas de Trujillo, declarada Ciudad Eucarística, donde los fieles manifestaron su devoción y su fe.

Además del Nuncio Apostólico, participaron en el Corpus Christi Arquidiocesano los Obispos de Tarma, Monseñor Timoteo Solórzano, MSC; Chota, Monseñor Víctor Villegas, OAR; Huamachucho, Monseñor Pascual Rivera, TOR; Caravelí, Monseñor Reinaldo Nann; Huacho, Monseñor Antonio Santarsiero, OSJ; Carabayllo, Monseñor Neri Vargas, OFM; Chachapoyas, Monseñor Humebrto Tapia; Chimbote, Monseñor Ángel Zapata, y el Administrador Apostólico de Chiclayo, Monseñor Guillermo Cornejo, Obispo Auxiliar de Lima, y el Secretario Adjunto del Episcopado Peruano, Padre Guillermo Pereda.

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