Por: CAAAP
De forma conjunta, ocho obispos de la selva del Perú emitieron un comunicado en el que exhortan al Estado peruano a tomar acciones urgentes para frenar el incremento de muertes y amenazas contra quienes defienden el bosque y el territorio amazónico. Este pronunciamiento fue publicado tras darse a conocer el asesinato de la líder asháninka Estela Casanto (Ucayali), quien se convirtió en la octava víctima del narcotráfico, la tala ilegal y la deforestación en lo que va de la pandemia.
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«Se ha configurado un escenario que incrementa las condiciones de inseguridad y desprotección de quienes asumen la tarea de la defensa de sus poblaciones indígenas y de sus territorios, y que resulta lamentablemente en el asesinato y el despojo de sus territorios”, se lee en el comunicado de los Obispos peruanos.
Según cifra de la Defensoría del Pueblo, el año pasado fueron asesinados Arbildo Meléndez Grándes (Huánuco) y Benjamín Ríos Urimishi (Ucayali), en abril Gonzalo Pío Flores (Junín) y en julio Lorenzo Wampagkit Yamil (Amazonas), en mayo; y Roberto Pacheco (Madre de Dios) en setiembre. A ellos se suman Herasmo García y Yenes Ríos, asesinados en febrero de este año.
Respecto al comunicado, se concreta en los siguientes pedidos hacia el Gobierno nacional e instituciones regionales:
- Retomar, fortalecer y terminar de una manera efectiva con el proceso de titulación, georreferenciación y actualización, redimensionamiento y reconocimiento de los títulos de las comunidades.
- Terminar con la excesiva burocracia y la corrupción de funcionarios que favorecen el despojo territorial y fragilizan la labor de las defensorías ante las mafias y traficantes e invasores de tierras. Como dice el líder Cacataibo Herlin Odicio, la titulación de una comunidad demora décadas y una concesión forestal un año.
- Que desde las autoridades del Estado y con los dirigentes de las comunidades nativas y sus organizaciones, se diseñe un plan de vigilancia social y territorial para protegerlas de las redes de narcotráfico, quienes muchas veces, tratan de involucrarles en sus ilícitos, ante la impasibilidad de las autoridades.
- Realizar una gestión pública desde el Estado, con un enfoque intercultural, de acuerdo a la realidad cultural de los pueblos indígenas y respetando sus derechos para acabar con la discriminación hacia los indígenas en la administración pública.
- Establecer una política pública y capacitar a funcionarios públicos sobre la protección a las personas defensoras de derechos humanos, particularmente de las indígenas.
- El Gobierno Central debe articular al Ministerio de Justicia como responsable de la protección de los/as defensores/as indígenas, con las entidades operativas encargadas de brindar las garantías necesarias como el Ministerio del Interior y la Policía Nacional.
En la parte final los Obispos de la Amazonía afirman que: “El cuidado de nuestra Casa Común no puede hacerse realidad si se sigue acabando con la vida de los/as defensores indígenas que son los que han hecho posible que, a pesar de los atropellos y la depredación que ha sufrido la Amazonía durante siglos, todavía podamos tener una extraordinaria diversidad biológica y cultural”. Y, en tal sentido, no solo respaldan el clamor de justicia y protección sino que también exhortan “al Estado a establecer en forma urgente un proceso de diálogo intercultural y de buena fe, con las organizaciones indígenas amazónicas para acabar con las amenazas y las muertes de los/as defensores/as indígenas y con la inseguridad jurídica territorial”.