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Jr. Estados Unidos 838. Jesús María.
Lima, Perú.

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La mañana del 10 de abril, Domingo de Ramos, el Papa Francisco celebró la Santa Misa precedida por la procesión y bendición de las palmas de olivo en una soleada Plaza de San Pedro. Ante la presencia de los fieles y peregrinos allí congregados, el Santo Padre reflexionó sobre el Evangelio del día según San Lucas (Lc 22, 14–23, 56) que narra la Pasión de Jesús y destacó que en el Calvario se enfrentan dos mentalidades: 

«Las palabras de Jesús crucificado en el Evangelio, «Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen» (v. 34), se contraponen, en efecto, a aquellas que pronuncian los soldados que lo crucifican: «Que se salve a sí mismo si este es el Mesías de Dios, el elegido!» (Lc 23,35)».

La mentalidad del «yo» se opone a la entrega de Dios

En este sentido, Francisco señaló que «salvarse a sí mismo», es decir, cuidarse a sí mismo, pensar en sí mismo y no en los demás, «es el estribillo de la humanidad que ha crucificado al Señor», y que solamente se preocupa «por la propia salud, el propio éxito, los propios intereses; centrada en el tener, en el poder y en la apariencia».

Sin embargo -continuó explicando el Pontífice- la mentalidad del yo se opone a la de Dios; «el sálvate a ti mismo discuerda con el Salvador que se ofrece a sí mismo y cuando toma la palabra, no se defiende, ni se justifica o reivindica algo en su beneficio, sino que reza al Padre y ofrece misericordia al buen ladrón»; aquel malhechorque crucificado junto a Él y arrepentido por sus pecados pide al Hijo de Dios que se acuerde de él cuando llegue al paraíso.

Jesús implora al Padre que perdone a quienes le hacen daño

Asimismo, el Papa invitó a todos a reflexionar sobre las palabras de Jesús en la cruz, quien en medio del dolor lacerante que padecía no recurrió a los gritos ni a la rabia, «no reprocha a sus verdugos ni amenaza con castigos en nombre de Dios», sino que reza por los malvados y dice «Padre, perdónalos»:

“Clavado en el patíbulo de la humillación, aumenta la intensidad del don, que se convierte en per-dón”

Igualmente, en su alocución, Francisco hizo hincapié en que Dios hace lo mismo con nosotros: «Cuando le causamos dolor con nuestras acciones, Él sufre y tiene un solo deseo: poder perdonarnos».

Y para darnos cuenta de esto, el Santo Padre exhortó a contemplar a Jesús en la cruz y a agradecerle por su amor, siendo conscientes «de que nunca hemos recibido una mirada más tierna y compasiva», ya que allí, «mientras es crucificado, en el momento más duro, Jesús vive su mandamiento más difícil: el amor por los enemigos».

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