Hoy, en el Día Internacional de la Enfermería, el Papa Francisco pidió a Dios que bendiga a las enfermeras que en este tiempo de crisis por el COVID-19 han sido un ejemplo de heroísmo y, en algunos casos, han dado su vida. «Recemos hoy por los enfermeros y enfermeras, hombres, mujeres, muchachos y muchachas que tienen esta profesión, que es más que una profesión, es una vocación, una dedicación. Que el Señor los bendiga. En esta época de la pandemia han dado ejemplo de heroísmo y algunos han dado su vida», dijo.
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Durante la introducción de su misa, el Santo Padre señaló que el personal de enfermería siempre ha desempeñado un papel central en la asistencia sanitaria. Todos los días siguen de cerca los cambios positivos o negativos en la mejoría del paciente, les dedican toda su atención, y les dan calor humano. Tienen una directa relación con sus parientes.
Como dice el Papa, son ellos quienes “experimentan, con la cercanía a los enfermos, el trauma que causa el sufrimiento en la vida de una persona. Son hombres y mujeres que han dicho sí a una vocación particular: la de ser buenos samaritanos que se hacen cargo de la vida y de las heridas de los demás. Mientras administran las terapias necesarias, infunden ánimo, esperanza y confianza”.
Al mismo tiempo, el Pontífice dedicó unas palabras a «las parteras», que asisten a las mujeres embarazadas y las ayudan a dar a luz a sus hijos. «Vuestro trabajo es uno de los más nobles que existen, dedicado directamente al servicio de la vida y de la maternidad. En la Biblia, los nombres de las dos parteras heroicas, Sifrá y Puá, se inmortalizan al comienzo del libro del Éxodo (cf. 1,15-21). También hoy el Padre celestial os mira con gratitud”, manifestó al Papa Francisco.