A través de una emotiva carta, publicada este 3 de junio en la Solemnidad del Corpus Christi, el Papa Francisco envió un fraterno saludo a los presidentes y delegados de las 22 Conferencias Episcopales de América Latina y el Caribe que participaron, de manera virtual y presencial, en la 38ª Asamblea General del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM), que se realizó en Trujillo (Perú) en el mes mayo del presente año.
De igual modo, saludó «a todos los que con su trabajo silencioso y humilde hacen posible este servicio a la Iglesia».
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En la misiva dirigida a Mons. Miguel Cabrejos, Arzobispo de Trujillo, Presidente del Episcopado Peruano y Presidente del CELAM, el Santo Padre expresó que «en estos graves momentos, nuestra mirada tiene que estar puesta en Dios, presentándole el dolor y el sufrimiento de todos los que han sido encomendados a vuestro cuidado pastoral, buscando con sinceridad dar respuesta al anhelo de nuestros corazones».
Con este deseo, el Sucesor de Pedro encomendó los frutos de la última Asamblea General del CELAM a la Bienaventurada Virgen María, Madre de la Iglesia y Consuelo de los afligidos, «para que los sostenga en sus esfuerzos e iniciativas, animándolos a seguir sirviendo con solicitud al Santo Pueblo de Dios y promoviendo una sociedad más humana, ecuánime y fraterna».
ACERCA DE LA 38ª ASAMBLEA GENERAL
En espíritu de comunión, colegialidad y sinodalidad, la Arquidiócesis de Trujillo fue sede de la trigésimo octava Asamblea General de los Obispos de América Latina y El Caribe, que se desarrolló del 18 al 21 de de mayo. En ella participaron, de modo virtual y presencial, el Presidente y el Secretario de los 22 países que conforman el CELAM.
En la Asamblea, que fue presidida por Mons. Miguel Cabrejos, abordó, principalmente, el proceso de Renovación y Reestructuración del CELAM, institución que tiene 66 años peregrinando en la Iglesia Latinoamericana y Caribeña. Asimismo, los Obispos abordaron su realidad social y las acciones pastorales y sociales emprendidas para ayudar a sus poblaciones ante el flagelo de la pandemia, entre otros temas.
A continuación, la Carta del Santo Padre: