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El Papa Francisco instituyó el ministerio del Catequista dando reconocimiento y mayor dignidad al papel de los laicos “maestros” del Evangelio, a través de la publicación del Motu propio Antiquum ministerium este 11 de mayo de 2021. 

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Por tanto, mujeres y hombres catequistas serán reconocidos institucionalmente por su servicio en atender las necesidades pastorales de la Iglesia en la acción de educar en la fe a adultos, jóvenes o niños. Una vocación que hasta ahora, era poco regulada y que, normalmente, llevan a cabo en las parroquias muchos ‘laicos y laicas’, a veces, sin una formación formal. Algo que también cambiará. 

Un ministerio nuevo, pero con orígenes antiguos

El nuevo ministerio tiene orígenes muy antiguos que se remontan al Nuevo Testamento: de forma germinal, se menciona, por ejemplo, en el Evangelio de Lucas y en las Cartas del Apóstol San Pablo a los Corintios y a los Gálatas. Pero “toda la historia de la evangelización en estos dos milenios”, escribe el Papa, “muestra con gran evidencia lo eficaz que ha sido la misión de los catequistas”, que han conseguido que “la fe fuese un apoyo válido para la existencia personal de cada ser humano”, llegando a “dar incluso la vida” por este fin.

Desde el Concilio Vaticano II, pues, se ha tomado conciencia de que “la tarea del catequista es de suma importancia”, además de necesaria para el “desarrollo de la comunidad cristiana”. Todavía hoy, continúa el Motu Proprio, “muchos catequistas capaces y tenaces” desempeñan una “misión insustituible en la transmisión y profundización de la fe”, mientras que una “larga fila” de beatos, santos y mártires catequistas “han marcado la misión de la Iglesia”, constituyendo “una fuente fecunda para toda la historia de la espiritualidad cristiana”.

Transformar la sociedad con valores cristianos

Por ello, sin restar importancia a la “misión propia del Obispo, que es el primer catequista de su Diócesis”, ni a la “peculiar responsabilidad de los padres” en cuanto a la formación cristiana de sus hijos, el Papa exhorta a valorar a los laicos que colaboran en el servicio de la catequesis, saliendo al encuentro de «los muchos que esperan conocer la belleza, la bondad y la verdad de la fe cristiana.» Corresponde a los pastores – subraya además Francisco – reconocer “los ministerios laicales capaces de contribuir a la transformación de la sociedad mediante ‘la penetración de los valores cristianos en el mundo social, político y económico’”.

Testigo de la fe, maestro, mistagogo, compañero y pedagogo, el catequista – explica el Pontífice –  está llamado a ponerse al servicio pastoral de la transmisión de la fe desde el primer anuncio hasta la preparación para los sacramentos de la iniciación cristiana, hasta la formación permanente. Pero todo esto sólo es posible “a través de la oración, el estudio y la participación directa en la vida de la comunidad”, para que la identidad del catequista se desarrolle con “coherencia y responsabilidad”.  Recibir el ministerio laical del catequista, de hecho, “da mayor énfasis al compromiso misionero propio de cada bautizado”. Debe realizarse – recomienda Francisco – “de forma plenamente secular, sin caer en ninguna expresión de clericalización”.

La invitación del Papa a las Conferencias episcopales

Por último, el Papa invita a las Conferencias Episcopales a “hacer efectivo el ministerio del catequista» estableciendo el proceso formativo y los criterios normativos necesarios para acceder a él, de forma coherente y en conformidad con el Motu proprio que puede ser acogido también, «en base a su derecho propio», por las Iglesias orientales”.

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