En la Misa celebrada y transmitida en vivo en la Capilla de la Casa Santa Marta, el Papa Francisco pidió por las familias que se encuentran encerradas en casa a causa de las medidas restrictivas para detener la propagación del coronavirus: “Oremos hoy por las familias: en este tiempo de cuarentena, la familia, encerrada en casa, intenta hacer muchas cosas nuevas, tanta creatividad con los niños, con todos, para ir adelante. Y también está la otra cosa, que a veces hay violencia doméstica. Oremos por las familias, para que continúen en paz con creatividad y paciencia, en esta cuarentena”.
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En su homilía el Santo Padre comentó el pasaje del Libro de los Hechos de los Apóstoles (11,1-18) en el que Pedro, reprochado por sus hermanos todavía atado a las normas mosaicas de haber comido en una casa de paganos, cuenta cómo el Espíritu Santo descendió también sobre ellos. El Papa dijo que Pedro lo había hecho porque el Espíritu Santo lo había guiado. Pero en la Iglesia siempre existe esta creencia de considerarse uno mismo como justo y considerar a los demás como pecadores. Esta es una enfermedad de la Iglesia que nace de las ideologías, precisó el Obispo de Roma, es un pensamiento mundano que se convierte en un intérprete de la ley. Y estas ideas crean división, hasta el punto de que la división se vuelve más importante que la unidad.
Otro aspecto importante que resaltó el Papa Francisco emerge del Evangelio del día de hoy (Jn 10, 11-18), en el que Jesús dice que Él también tiene otras ovejas que no vienen de este redil y que también debe guiarlas. Escucharán su voz y se convertirán en un solo rebaño, un solo pastor.