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Fomentar prácticas responsables que apunten al cuidado de la persona humana, usando adecuadamente los recursos naturales, respondiendo a compromisos claros desde la responsabilidad social y la opción preferencial por los pobres; constituyen el llamado que hizo Monseñor Miguel Cabrejos, Presidente de la Conferencia Episcopal Peruana (CEP) y del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM), durante su Conferencia Magistral en la Convención Minera más importante del Perú – PERUMIN 2022, que se desarrolla en Arequipa del 26 al 30 de septiembre.

«La transparencia en la información sobre la gestión en particular de los procesos mineros, deben permitir prevenir y encarar la transformación de los conflictos socio-ambientales, con metodologías adecuadas», instó Mons. Cabrejos a los diferentes sectores de la sociedad como Estado, empresas mineras y comunidades a tener una relación certera y accesible, con el objetivo de evitar los conflictos sociales en las zonas donde se desarrolla la actividad minera en el país. 

Conferencia Magistral de Mons. Miguel Cabrejos

Trabajo con dignidad

Agradeciendo la invitación a participar en este importante evento internacional, el Presidente de la CEP y del CELAM recordó que todos los seres humanos están llamados a trabajar por un verdadero desarrollo humano integral que supere la exclusión. Mons. Cabrejos destacó la importancia de favorecer prácticas laborales que respeten la dignidad del ser humano y garanticen sus derechos.

Asimismo, exhortó al sector minero a posicionarse como un verdadero modelo de industria, dispuesto a cumplir con prácticas responsables en el contexto laboral, sin perder de vista que la industria debe avanzar y seguir aportando al desarrollo del país.

Para el también Arzobispo de Trujillo, la primera de esas prácticas es la referente al cuidado del empleo, porque en su opinión no basta tenerlo, es necesario que ofrezca condiciones dignas para hombres y mujeres. Esto ayudará a establecer relaciones laborales de calidad tanto en empresas privadas como públicas, conceptos que compartió desde el contenido de la recordada encíclica Laborem Excercens de San Juan Pablo II.

Presidente de la CEP en PERUMIN 2022, en Arequipa.

Cuidar la creación

En otro momento se refirió al concepto del cuidado de la casa común. Tomando como base de su reflexión apartes de la encíclica Laudato Si’ en los que se advierte que la madre tierra “clama por el daño que le provocamos a causa del uso irresponsable y del abuso de los bienes que Dios ha puesto en ella,” el Presidente del Episcopado Peruano recordó que la sobreexplotación de los recursos naturales, tiene efectos dañinos sobre la salud de las poblaciones de los centros mineros y de los grupos poblacionales que viven más allá de las zonas mineras, muchas veces sufriendo las afectaciones ambientales que pueden generarse por esta actividad.

Así entendiendo que todo se está conectado, Mons. Miguel Cabrejos advirtió que solo tenemos un planeta, que no hay un plan B y «No hay dos crisis separadas, una ambiental y otra social, sino una sola y compleja crisis socioambiental” como lo afirma la encíclica Laudato Si’, por lo que abogó por un uso responsable de los recursos minerales.

«La doctrina social de la Iglesia propone el principio de la precaución y previsión en preocupación por el bien común, priorizando la salud de las personas y de la tierra sobre la maximización de las ganancias», resaltó.

 Este evento internacional es organizado cada año por el Instituto de Ingenieros de Minas del Perú.

Apostar por el buen vivir

En Perú, recordó el Presidente de la CEp, la minería tiene mucho que mostrar al ser uno de los principales productores de oro, plata, zinc y molibdeno en América Latina. Además de la creciente producción de cobre y otros minerales, tanto que puede decirse que el presupuesto nacional depende en gran medida de las inversiones mineras y petroleras porque según datos aportan más del 10% al PIB.

«La doctrina social de la Iglesia propone el principio de la precaución y previsión en preocupación por el bien común, priorizando la salud de las personas y de la tierra sobre la maximización de las ganancias,» indicó. Razón por la cual el arzobispo insistió en que la industria minera tiene una gran responsabilidad con el desarrollo del país entendido como los avances culturales, sociales y económicos. Un desarrollo integral de la persona que abarca su calidad de vida, es decir, el buen vivir.

Para lograrlo invitó al sector minero a llevar a la práctica el principio de la subsidiariedad y la solidaridad a través de la transferencia de capacidades desde las grandes a las pequeñas industrias. Todo esto explicaba Monseñor Miguel, hace parte de la opción preferencial por los pobres, la aplicación de la responsabilidad social y el concepto de la transparencia.

Para el arzobispo de Trujillo los pobres deben ser reconocidos como personas capaces, que se les han negado las oportunidades para desarrollar sus capacidades y se les han vulnerado sus derechos. Parte de estas acciones deben concentrarse en un combate hacia la minería ilegal, trabajando por la formalización de la pequeña minería y la minería artesanal.

Responsabilidad y transparencia

Por ello, continúa el Arzobispo de Trujillo, debe encaminarse hacia procesos más responsables, así como a la rehabilitación de las zonas mineras, asegurando que las comunidades más pobres puedan seguir viviendo y mejorando su calidad de vida. “Debemos recordar que, junto a los pobres, los pueblos originarios aparecen como demandantes de nuestra responsabilidad social” y los proyectos mineros deberían tener especial cuidado respecto a la preservación de la cultura de los pueblos originarios.

En esta línea insistió en que “no es posible que las comunidades pobres, entre las que se cuentan generalmente los pueblos originarios, sigan siendo pobres en el proceso o incluso al término de la actividad minera”. Por ello, propuso que las acciones participativas sirvan para cerrar las brechas sociales, lo que necesitará de una institucionalidad pública sólida y éticamente solvente; además de la participación de las comunidades y la sociedad civil en la evaluación y fiscalización ambiental.

Finalmente, el Presidente del Episcopado Peruano confía en que hacia el 2030 la minería en el Perú sea más inclusiva, esté integrada social, ambiental y territorialmente apelando a una buena gobernanza que le permita un desarrollo sostenible, porque a lo largo del tiempo se ha consolidado como una actividad competitiva e innovadora que goza de la valoración de la sociedad peruana.

A continuación la Ponencia de la Conferencia Magistral de Mons. Miguel Cabrejos:

PONENCIA-MAGISTRAL-MONS.-CABREJOS-PERUMIN-35-AREQUIPA

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