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La Prelatura de Juli se suma a la lucha para evitar la propagación de coronavirus COVID-19. A través de un comunicado publicado en sus redes sociales, el organismo eclesial anunció la suspensión de los eventos masivos por Semana Santa, como la celebración del Vía Crucis y todo tipo de festividades públicas.

Asimismo, Mons. Ciro Quispe, Obispo de Juli, animó a la feligresía a organizar la Semana Santa en sus parroquias con los mejores aliados del momento, «la radio y el Facebook de la parroquia». Mons. Quispe anunció que todas las celebraciones religiosas serán transmitidas EN VIVO e invitó a los fieles a seguir desde sus hogares la Semana Santa.

A continuación, el Comunicado Oficial de la Prelatura de Juli:

Queridos sacerdotes de la Prelatura de Chuquito-Juli
Queridos amigos y amigas del Pueblo de Dios

El próximo domingo 05 de abril, Domingo de Ramos, iniciamos la Semana Santa en la Iglesia Católica, sumergidos en las disposiciones drásticas impuestas por el gobierno para no sucumbir ante la amenaza latente e invisible del coronavirus, que va llevando a su paso miles y miles de muertes en el mundo y decenas en el Perú. Será una Semana Santa extraña y dramática en la historia de la Iglesia. Jamás sucedió una cosa así. En la época de las catacumbas aunque a escondidas se celebró siempre la Liturgia con la participación del pueblo fiel. Este año, en cambio, se prohibió contar con la asistencia insustituible de los fieles en nuestros templos. Jamás sucedió algo así. Todo se encuentra paralizado bajo el ultimátum de la inmovilidad y de la no congregación de personas. Pero la Liturgia, el culto por excelencia al Señor de la Vida, por medio del único intercesor, Jesucristo el Salvador del mundo, Sumo y Eterno Sacerdote, no puede paralizarse. Jamás puede suceder algo similar, pues la Liturgia es Eterna (CIC 1136s). Cada acto litúrgico no es sino una participación de la Liturgia Eterna (Ap 4), a la cual nos unimos por el Espíritu Santo dentro de la Iglesia. Y mucho más si se trata de celebrar el Misterio Pascual, cuando la Vida venció a la muerte.


La Iglesia entera, a ejemplo del Santo Padre el Papa Francisco, está suplicando cotidianamente a Dios Padre para que descienda sobre nosotros su mano poderosa y bendita y cese esta pandemia que ataca a todo el planeta. También nosotros desde el altiplano estamos rogando al Señor y a la Virgen Santísima para que protejan nuestra tierra y nuestra gente. Por el momento, no podemos lamentarnos. La mano bendita de la Virgen de la Candelaria nos cuida pero debemos seguir insistiendo por nosotros y por todo el mundo; especialmente por aquellos que hoy enfrentan directamente a este temible mal, arriesgando sus vida para proteger las nuestras. Esta debe ser la petición principal, queridos sacerdotes, durante nuestras celebraciones. No podemos seguir viviendo así. Del mismo modo, el postcoronavirus se vislumbra también como un tiempo de angustia, caos y desesperación para los que no tienen fe y para los que no tiene cómo sustentar sus propias familias. Ojalá que los funcionarios del gobierno, de las municipalidades y los agentes responsables de la repartición de los bonos alimenticios no caigan en la tentación del aprovechamiento y la codicia. Ésta debe ser la segunda petición constante en nuestras oraciones. Vienen tiempos difíciles y ya los estamos viviendo. Los más afectados, como siempre, los pobres y necesitados, los ancianos y los sin techo, los innumerables inmigrantes y los que viven precariamente. Necesitamos construir una red solidaria de personas con un corazón generoso, de empresarios que no solo ven el lucro sino la oportunidad de servir, de instituciones que trabajan en red en bien de todos sin pretender protagonismos momentáneos. Y esta debe ser la tercera petición incesante al Señor, al ejemplo de la pobre viuda del evangelio que solo sabe suplicar (Lc 18,1-8).


No podemos negar, por otro lado, que este bendito coronavirus nos golpea justamente donde más nos duele: el sentido de nuestra existencia y la presencia acechadora de la muerte. Un virus invisible nos empuja a confrontarnos, sin querer queriendo, con lo más esencial de nuestras vidas. Varios estamos redescubriendo el valor de la familia y la importancia de gastar el tiempo con aquellos a quienes más queremos. Paradójicamente para algunos se está convirtiendo en otra congoja. ¡Qué intrépido se ha vuelto quedarse en casa y vivir juntos en familia mucho tiempo! Cuidar la higiene y dialogar sin apuros. Sin embargo, ahí está, dando vueltas alrededor nuestro la presencia fastidiosa de la muerte que nos inquieta demasiado. ¿Cómo vivirán estos días los que nunca quisieron reflexionar sobre la muerte y sus misterios? ¿Qué esperanza transmitirán aquellos padres de familia que nunca platicaron sobre Dios y sus misterios? ¿Qué pasará en nuestras familias si la muerte toca nuestra puerta? Benditas, entonces, aquellas familias que cultivan la fe. Bienaventurados, entonces, aquellos que saben encontrar el consuelo del Señor (1Cor 1,3). Benditos los que no caen en la desesperación y, a pesar de las circunstancias, caminan fuertes pues aprendieron a caminar con la fuerza del Señor (Sal 24).

Queridos sacerdotes, religiosos, religiosas, queridos amigos y queridas amigas del pueblo aymara y del pueblo quechua, vivir el “espíritu del tiempo” (que los alemanes llaman: Zeitgeist) consiste también en reflexionar en aquellos que ahora nos toca vivir. No dejes pasar esta oportunidad para replantearte, tú en silencio y tú con los tuyos, sobre el valor de lo esencial y sobre el motivo de tu existencia. Ambas cosas, verás, te conducirán, de algún modo u otro, hacia el Señor de la Vida (Mc 12,27). Esta Semana Santa podría ser, si tú lo deseas, una Semana especial para ti y tu familia. A eso se llama conversión (metanoia: cambia-tu-manera-de-pensar), palabra que se repite constantemente en la cuaresma (Mc 1,15). Si no, será otra semana más u otra Semana Santa más. Por eso, te invito a ti sacerdote de la Prelatura, para que entres en este espíritu y celebres así los misterios de la Pascua con tus fieles virtuales; y a ti hermano, hermana fiel del Señor a que no dejes pasar esta oportunidad y vuelvas al Señor de la Vida con un espíritu renovado.


Al respecto, deseo manifestar lo siguiente:
A cada párroco le suplico, en el Señor, que empiece a organizar la Semana Santa en sus parroquias. Nuestros mejores aliados: la radio y el Facebook de la parroquia. Todas las transmisiones serán en vivo, no por grabaciones. Invitar a sus propios fieles a seguir desde sus hogares la Semana Santa según el horario de costumbre, salvo mejor parecer del párroco. Comuniquen, también, al responsable de los medios de comunicación (y/o a mi secretario el diácono Juan Ticona) vuestros horarios de celebraciones y la radio o canal que se utilizarán, para difundirlo en la Prelatura. Así mismo, suplico una mayor presencia de los sacerdotes en las radios locales con reflexiones pertinentes.


Además, a sugerencia de la Conferencia Episcopal Peruana y del responsable de la comisión de Liturgia de la Prelatura, indicamos lo siguiente:
En las parroquias, usar como recomendación la 3ra. Forma del Misal Romano (recm. 16 a 18). Alguna duda, consultar con el responsable (P. Miguel)
Domingo de Ramos:
– Poner ramas verdes en las puertas de los Templos, como signo e inicio de Semana Santa (aunque los templos estén cerrados). Lo mismo, invitar a las familias a poner una rama verde en las puertas de sus casas. Cuando se celebra no hay procesión (Revisar el Misal).

– La Misa Crismal queda suspendida. En la Prelatura lo celebraremos en la fiesta de Pentecostés.
– La Misa de la Cena del Señor, según las indicaciones de la CEP (doc. adjunto). Se omite el lavatorio y la procesión. Suplico a los sacerdotes, en el silencio de sus capillas o templos, hacer una hora de Adoración al Santísimo, si pueden con la participación virtual de los fieles (radio; facebook) y suplicar por las intenciones mencionadas.
Viernes Santos:
– Invitar a las familias a preparar un altar (mesita) en sus casas: Un Crucifico al medio y dos velitas. Si no un cuadro del Señor Crucificado. Invitar y/o rezar con ellos el Via Crucis (preparar y hacer llegar un modelo común). Invitar a las familias a Leer la Pasión del Señor y terminar con un Padre Nuestro, Ave María y un Gloria (La lectura de la Pasión lo enviaremos, virtualmente, en el “Tatium Urupa” o la Hojita dominical de la Prelatura de Juli (Descargar de la web).
– Realizar la liturgia del Viernes Santo y adoración de la Cruz (como no hay fieles solo el sacerdote adora la Santa Cruz).
Sábado Pascua:
– Invitar a los fieles de la parroquia a participar en la hora prevista. No se debe omitir.
– Al medio día tocar las campanas, e invitar a rezar el Angelus.
Para aquellos que deseen participar juntamente con las celebraciones de la Prelatura de Juli (www.facebook.com/Prelaturadejuli/live_videos/), los horarios serán los siguientes:
– Domingos de Ramos: 6:00 p.m.
– Lunes Santo: 6:00 p.m.
– Martes Santos: 6:00 p.m.
– Miércoles Santo: 6:00 p.m.
– Jueves Santo: 6:00 p.m.
– Viernes Santo: 4:00 p.m.
– Vigilia Pascual: 6:00 p.m.
– Domingo de Pascua 8:30 a.m. / 6:00 pm

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