Este lunes 18 de mayo la Iglesia universal celebra el centenario del nacimiento de San Juan Pablo II, el Papa que marcó la historia del siglo XX y de América Latina. Con ese motivo, Monseñor Miguel Cabrejos OFM, Presidente del Episcopado Peruano y Presidente del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM), le rinde un homenaje a su persona y a su legado, desde el “Continente de la Esperanza”, con un documento que sintetiza el mensaje y el aporte de este gran Papa que fue protagonista en la escena mundial a lo largo de 27 años.
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“Karol Wojtyla fue una figura decisiva en la historia religiosa contemporánea, pero también un líder que situó a su Iglesia en el centro de la historia. Juan Pablo II fue un Pontífice admirado por todos, una personalidad decisiva para los cristianos, fue también un líder global capaz de tocar las fibras de muchos mundos. Fue un Papa que trabajó en escenarios globales, a menudo difíciles y confrontados, en los que nunca tuvo miedo de sumergirse. (…) Fue un hombre que, incluso en los momentos más oscuros, buscó siempre una visión de futuro, abriéndose camino entre los signos.”, sostiene el Presidente del CELAM.
Monseñor Cabrejos resalta el fuerte vínculo que unió a San Juan Pablo II con América Latina y El Caribe, adonde llegó en 26 de sus viajes pastorales alrededor del mundo. “En su “geografía espiritual”, América Latina ejerce sin lugar a duda, como él mismo declaró varias veces, una atracción particular y representa un destinatario privilegiado de su vasto magisterio. El 42% de los más de mil millones de católicos censados a principios del tercer milenio vive en América Latina”, afirma el también Presidente del Episcopado Peruano.
De otro lado, el Presidente del CELAM destaca de Karol Wojtyla su profunda admiración por la religiosidad popular de nuestro continente. “Para Juan Pablo II la religiosidad popular, es, en cambio, un camino privilegiado para la evangelización en el contexto latinoamericano”, expresa.
“Esta es la originalidad geopolítica de su visión, codificada en el documento Ecclesia in America. Todo el documento está dedicado a cuestiones sociales: el problema de la deuda externa, la corrupción, el comercio y el consumo de drogas, la perturbación ecológica, el empobrecimiento del continente, la urbanización caótica. El Papa denuncia los pecados sociales y esboza una nueva globalización, basada en la solidaridad, pidiendo a las Iglesias latinoamericanas que se comprometan para que «no haya, en absoluto, marginados»”, menciona Monseñor Cabrejos.
Finalmente, Monseñor Cabrejos indica que fue América Latina quien acompañó los últimos años de su Ministerio pastoral: “Durante 2001, 2002 y gran parte de 2003 recibió visitas ad limina de todos los episcopados de América del Sur (…) Fue él quien aprobó definitivamente la convocatoria de la Conferencia de Aparecida, después de una reunión con un grupo de cardenales llegados a Roma a defender esa causa, entre ellos el entonces Arzobispo de Buenos Aires, Jorge Mario Bergoglio”.
“Juan Pablo II fue un hombre que, incluso en los momentos más oscuros, buscó siempre una visión de futuro, abriéndose camino entre los signos”, expresa el Presidente del CELAM.