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En el Día central del Señor de los Milagros, una de las festividades religiosas más importantes y populares del Perú, y en medio del confinamiento que se vive los días domingo producto de la pandemia del COVID-19, Monseñor Miguel Cabrejos OFM, Presidente de la Conferencia Episcopal Peruana y Presidente del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM), celebró una Solemne Misa en el Templo de Santo Domingo de la ciudad de Trujillo, que fue seguida por miles de fieles a través de los canales de televisión locales y las redes sociales.

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A los pies de la Sagrada Imagen del Señor de los Milagros, que este año no puede salir en su tradicional recorrido procesional por las normas sanitarias impuestas por la pandemia, Monseñor Cabrejos hizo una reflexión sobre el Cristo Moreno durante su homilía. “Esta magnífica devoción del Señor de los Milagros es Cristocentrica porque ahí está representado Cristo, María y el apóstol. Pero también, la Iglesia, la Trinidad, el Padre, el Espíritu Santo, el Hijo, el sol, la luna, el universo. No es una sencilla imagen. Hay una enseñanza teológica profunda en esta devoción al Señor de los Milagros: la eterna enseñanza de la salvación. Porque no tiene sentido permanecer solo, sin Dios, hay que estar unidos a la raíz, al árbol al cual pertenecemos Sin esta raíz no se tiene alimento para vivir”, expresó.

“La Cruz de Cristo encarna el ingreso de Dios en la historia porque se encarnó hasta aquella terrible frontera que es la muerte, y asumió todo el mal que le hacían. Pero ¿para qué? Para despedazar el encanto perverso del mal. Porque Cristo rompió la roca del mal y buscó levantarnos hacia lo infinito, hacia la vida, hacia la gracia, hacia la luz. Esto es lo que representa el Señor de los Milagros. La Cruz de Cristo es un estandarte de muerte y de vida porque allí murió. Pero Cristo enterró la muerte porque resucitó de vida, de humildad y de gloria. Porque fue humillado, pero también glorificado por Dios de sufrimiento y de alegría. Sufrió, padeció, pero concedió la alegría a la Iglesia de humanidad y de divinidad. Murió como hombre, pero es Dios”, agregó el Presidente del Episcopado Peruano.

Monseñor Cabrejos culminó su homilía mencionando que el ser humano se redime en la cruz del Señor de los Milagros. “La cruz de Cristo es la síntesis de la transformación. Nuestro pecado ha sido asumido, cancelado, Borrado. Nuestra miseria humana ha sido aceptada por Cristo y curada. Nuestra humanidad ha sido tomada y redimida. Cristo ha descendido del reino celeste para tomarnos de la mano y conducirnos hacia allí junto a Él. No existe otra gloria para el cristiano sino la cruz de nuestro Señor Jesucristo por medio del cual, como dice el apóstol San Pablo en Gálatas, el mundo ha sido crucificado para nosotros, como nosotros para el mundo. ¡Viva el Señor de los Milagros! ¡Viva Cristo nuestro Señor!”.

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