Con profunda alegría y gratitud al Señor, y como parte de su proceso de formación hacia el sacerdocio, un grupo de 12 seminaristas del Seminario “San Juan María Vianney” de Piura, recibieron el Ministerio del Lectorado, del Acolitado, y la Admisión a las Sagradas Órdenes. La Santa Misa se celebró en la Capilla del Seminario Arquidiocesano y fue presidida por Monseñor José Antonio Eguren, S.C.V.
La ceremonia fue concelebrada por los padres formadores, el R.P. Carlos Vargas Núñez, Rector, el R.P. Augusto Humberto Almeida Aquino, y el R.P. Marcio Ferreira, Director Espiritual, así como varios sacerdotes invitados. Además, acompañaron a los jóvenes seminaristas en este momento tan especial, sus familiares y amigos.
En su homilía, dirigiéndose a los seminaristas, Monseñor Eguren les dijo: “Queridos seminaristas, hoy, en su camino al sacerdocio, reciben los ministerios del lectorado, acolitado y la admisión a las sagradas órdenes. Es mi deseo para ustedes, que anhelen amar al Señor con todo su ser, y que aspiren servir a la Iglesia como Ella quiere ser servida. Pídanle a Jesús que les conceda, hoy y siempre, el poder imitarlo en su caridad llena de calidez, ternura, cercanía, y generosidad para con todos, especialmente para con los pobres, los enfermos, los alejados, y los pecadores. Ustedes, desde su libertad, quieren aceptar el encargo de la Iglesia de ser lectores de la Palabra de Dios, servidores del altar y distribuidores de la Sagrada Comunión cuando sea necesario, y dar ese paso que los acerca más al sacerdocio que es el ser admitido a las órdenes sagradas. Den testimonio de que la existencia humana sólo es bella y se despliega en plenitud, cuando se vive el amor servicial de Cristo”.
El Arzobispo de Piura les recordó también, a los jóvenes seminaristas, que nunca deben olvidar las raíces de su vocación: “Nuestra vocación es un don, una gracia, un regalo que nos ha sido dado de modo gratuito. No es algo que nos merezcamos, ni a lo que tenemos derecho. Ninguno de nosotros es digno de la vocación que ha recibido. Jesús llamó a los que Él quiso, no a los que lo deseaban, apetecían o anhelaban, como quien reclama un derecho porque piensa que se lo merece. Esta vocación no se escoge como se hace con un oficio o profesión. Aquel que como nosotros ha escuchado la llamada de Jesús y le ha respondido, sabe muy bien que, por pura gratuidad y sin merito alguno, Él me ha querido y llamado a ser su sacerdote. Él nos ha llamado porque quiere que nuestro ministerio sea un servicio. Ejerzan siempre los ministerios con perfección, vívanlos con mansedumbre y en un clima de oración, para que así se conviertan en medios de servicio. Y nunca olviden que deben profesarle una verdadera piedad filial a la Virgen Santísima, Madre del Señor. Sólo así asegurará el camino de su vocación en la fidelidad hasta la muerte. Si bien Ella es Madre de todos los creyentes, lo es particularmente de los llamados a participar ministerialmente del sacerdocio de su Hijo”.
Ha recibido el ministerio del Lectorado el seminarista Darwin Jean Pierre Elias Elias. Fueron admitidos a las Sagradas Órdenes los seminaristas Arilson Jeffrey Flores Juárez, Robinson Aldair Morales Sánchez, Manuel Vicente Ramírez Carrasco, Javier Enrique Correa Casiano y Bill Booc Seminario Checa. Finalmente, recibieron el ministerio del Acolitado los seminaristas Javier Enrique Correa Casiano, Bill Booc Seminario Checa, José Alberto Adanaqué Silva, Gian Carlo Castillo Farías, David Chiroque Vílchez y Jhony Marlon Inga Ruiz. Al culminar la Santa Misa, también fueron bendecidas e impuestas las sotanas a los seminaristas que este año iniciarán sus estudios de Teología.
Al culminar la Eucaristía, Monseñor José Antonio saludó y agradeció a los padres de los seminaristas por entregar a sus hijos al servicio de Dios y de la Iglesia, y a los sacerdotes responsables de la formación de los seminaristas en su camino al sacerdocio, por su dedicada labor. Asimismo, hizo un llamado a orar y a promover las vocaciones sacerdotales, así como a rezar por toda la comunidad del Seminario de Piura y Tumbes, para que sigan creciendo en madurez y en unión con el Señor y su Iglesia.