Por decisión pastoral de monseñor Pedro Alberto Bustamante López, obispo de la Diócesis de Huánuco, la imagen original del Señor de Burgos volvió a participar en la procesión principal, renovando una tradición profundamente arraigada en la fe y devoción del pueblo.
Con profunda devoción y una masiva participación popular, la Diócesis de Huánuco celebró durante todo el mes de octubre la Festividad del Señor de Burgos, Patrón Jurado de la ciudad y símbolo de fe e identidad para miles de fieles. Este año, la conmemoración adquirió un significado especial: tras once años de ausencia, la imagen original del Cristo de Burgos volvió a recorrer las calles, en una decisión pastoral adoptada por el Obispo de Huánuco, monseñor Pedro Alberto Bustamante López.
La festividad, declarada Patrimonio Cultural de la Nación en 2017, se desarrolló entre el fervor religioso, la música y las expresiones populares que cada año confirman la profunda raíz católica del pueblo huanuqueño. Desde procesiones y misas hasta ferias gastronómicas y presentaciones artísticas, toda la ciudad se unió para rendir homenaje a su patrono en un ambiente de oración y esperanza.
El retorno de la imagen original
Uno de los hechos más relevantes de esta edición fue la decisión episcopal de devolver a las calles la imagen original del Señor de Burgos, tallada en el siglo XVI y resguardada en la Catedral de Huánuco desde hace más de cuatro siglos. Durante la misa solemne del 28 de octubre, monseñor Bustamante anunció que, tras un discernimiento pastoral y el pedido reiterado de los fieles, la imagen volvería a salir en procesión.
Desde el primer día que llegué a Huánuco, muchas personas humildes me pedían, con lágrimas en los ojos, que el Señor volviera a bendecirnos en las calles. Escuché esa voz del pueblo de Dios y decidí responder con fe”, expresó el obispo en su homilía.
La medida puso fin a un acuerdo eclesiástico vigente desde 2015, que había dispuesto el uso permanente de una réplica para preservar la escultura original. El obispo explicó que la decisión buscó reconciliar la historia religiosa de la diócesis con la fe viva de su gente. “La fe huanuqueña tiene más de 400 años caminando junto a esta imagen. No se puede desconectar la historia del pueblo de su Señor”, afirmó.

La procesión, que se desarrolló durante tres días, fue acompañada por miles de fieles que colmaron las calles de Huánuco y Amarilis. Entre flores, alfombras y cánticos, la imagen del Señor de Burgos visitó colegios, parroquias y barrios tradicionales, despertando muestras de profunda emoción. Al llegar a la iglesia de Santa María de Fátima fue recibida con honores, fuegos artificiales y oraciones comunitarias.
Llamado a la unidad y al compromiso social
En su mensaje durante la misa de fiesta, monseñor Bustamante dirigió un llamado a las autoridades locales y regionales para trabajar con visión de futuro. “El Señor de Burgos no es solo una imagen venerada; es una llamada a la unidad. Les pido que trabajemos pensando en las próximas generaciones y en el bien de toda la ciudad”, exhortó.
La devoción al Señor de Burgos no es un patrimonio privado de unos pocos, sino una alegría que se comparte, una esperanza que se contagia, una fe que impulsa a construir justicia y fraternidad”, expresó durante su homilía en la Catedral.
Asimismo, anunció que la réplica del Señor de Burgos será destinada a visitas pastorales en otras provincias de la región, con el objetivo de “llevar la presencia del Señor a más comunidades y fortalecer los lazos de fe más allá de la capital”. Estas visitas comenzarán en noviembre en las localidades de Ambo y Tomay Kichwa, marcando un hito en la extensión de la devoción hacia nuevas zonas.

Una celebración que renueva la fe del pueblo
En el Colegio San Luis Gonzaga, estudiantes y docentes elevaron plegarias y cantos en un ambiente de recogimiento. Los bomberos de Huánuco también expresaron su fe al recibir al Señor en su sede, donde encomendaron su servicio y protección bajo su amparo.
El 29 y 30 de octubre, la imagen visitó la Parroquia San Francisco, donde pernoctó la última noche de su recorrido. A medianoche, el Señor de Burgos retornó triunfalmente a la Catedral, culminando un mes de intensa devoción y reafirmando el lazo espiritual que une a la ciudad con su patrono.
Una devoción de más de cuatro siglos
La historia del Señor de Burgos se remonta al siglo XVI, cuando la imagen fue llevada desde España por encargo del padre agustino fray Antonio de Montearroyo. La escultura, obra del artista Jerónimo Escorceto, fue trasladada por el comerciante Martín de Goyzueta y acogida con devoción por los primeros fieles de Huánuco.

En sus inicios, la imagen se veneró en la iglesia de San Agustín, hasta que, ante el deterioro del templo, fue trasladada en 1930 a la antigua Catedral de la ciudad. En 1965 se llevó temporalmente a la iglesia Cristo Rey, mientras se concluía la actual Catedral, dedicada en exclusiva a su culto.
La festividad se originó el 28 de octubre de 1746, tras un devastador sismo que azotó Huánuco. A raíz de aquel acontecimiento, los habitantes prometieron rendir culto anual al Señor de Burgos en señal de gratitud por su protección. Desde entonces, la celebración se ha mantenido ininterrumpida, convirtiéndose en una de las manifestaciones religiosas más importantes del país.
Hoy, más de dos siglos después, esa promesa sigue viva. Cada octubre, Huánuco se transforma en un santuario abierto donde la fe se expresa con color, música y tradición. Las alfombras florales, los fuegos artificiales y los himnos devocionales no son solo expresiones festivas, sino testimonios de una religiosidad que trasciende generaciones.


