Como todos los años, la Solemnidad del Corpus Christi Cusqueño fue celebrada el jueves 3 de junio después de la Santísima Trinidad. La ceremonia fue presidida por Mons. Richard Daniel Alarcón Urrutia, Arzobispo del Cusco, y concelebrada por Mons. Lizardo Estrada Herrera, OSA. Obispo Auxiliar del Cusco. El altar mayor fue adornado por las hermandades, cuyos patrones participan en la tradicional procesión del Corpus Christi Cusqueño.
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En su homilía, el Arzobispo del Cusco recordó que el Espíritu Santo nos ilumina para que podamos fortalecernos, recordándonos que la Eucaristía es el Sacramento de Jesús resucitado entre nosotros, que se presenta en cada misa luego de la consagración, como el mismo nos dijo: “Esto es mi Cuerpo, que se entrega por ustedes. Hagan esto en memoria mía”, esa memoria no la podemos olvidar y cada que celebramos la Eucaristía, esa memoria nos dice que Jesús está con nosotros, que nos acompaña, que no nos ha dejado solos, que no estamos desvalidos y Él en su corazón siente la realidad que estamos viviendo y su presencia nos fortalece.
En referencia al tradicional Corpus Christi cusqueño destacó que de manera significativa y simbólica estaban presentes cada uno de nuestros patronos y la Santísima Virgen, con una razón y una importancia mucho más grande, porque en cada una de estas imágenes y en cada uno de estos estandartes están presentes todas sus comunidades quizás no presencialmente, pero sí espiritualmente y así nuestra iglesia Catedral está llena de hermanos y hermanas representadas por las hermandades de nuestro Santos, “hermanos, pongamos una mirada de fe a esta celebración litúrgica, porque el Señor mira más allá de lo que nuestros ojos ven”.
En otro momento, lamentó que a causa de la pandemia y por las restricciones de bioseguridad los templos se hayan visto cerrados, pero nos recordó que la fe en Jesús vivo está en el corazón de tus fieles, recordando que “la Eucaristía nos da la certeza de que el Señor está a nuestro lado”. Además, pidió a la población que se siga cuidando y respetando todas las medidas de seguridad.
Al finalizar la Santa Eucaristía, Mons. Richard Daniel salió al atrio de la Basílica Catedral para hacer la tradicional bendición con el Santísimo Sacramento a todo el pueblo cusqueño.
