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Jr. Estados Unidos 838. Jesús María.
Lima, Perú.

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  • Comentario de la Semana [21 de junio – 25 de junio]

En dos milagros sucesivos, en un mismo camino, el evangelio nos presenta a un hombre y una mujer, que, frente al límite del poder humano para evitar la muerte, recurren a Jesús: uno es Jairo, sobre cuya hija se cierne una muerte física; la otra una mujer, agitada por una muerte moral y social. Ambos buscan la vida y ambos la recuperan por el poder de Jesús.

¿Qué hace posible vencer la fuerza de la muerte? La fe. Mientras Jairo estuvo confiado en su poder y en sus privilegios, fracasó. Estos tocaron el límite; no podían hacer nada frente a la muerte y, entonces, busca a Jesús. La mujer, por su parte, sufre por una religiosidad que lo ha marginado por su enfermedad, pero tiene una férrea confianza en el Señor. Jesús le responde con ternura, lo deja acercarse y que toque su túnica, y lo sana: “Hija, tu fe te ha salvado”.

Dice el Papa Francisco: “Jesús es el Señor y delante de Él la muerte física es como un sueño: no hay motivo para desesperarse. Otra es la muerte de la que tener miedo: la del corazón endurecido por el mal. ¡De esa sí que tenemos que tener miedo! Cuando sentimos que tenemos el corazón endurecido, … el corazón momificado, tenemos que sentir miedo de esto. Esta es la muerte del corazón. Pero incluso el pecado, incluso el corazón momificado, para Jesús nunca es la última palabra, porque Él nos ha traído la infinita misericordia del Padre”. 

P. Guillermo Inca Pereda
Secretario Adjunto de la Conferencia Episcopal Peruana

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