- Comentario de la Semana [19 de julio- 23 de julio]
Como sabemos, en el libro de los “signos” San Juan destaca aquellos eventos donde se revela la divinidad de Jesús. La multiplicación de los panes y los peces es un “signo” que enlaza el maná recibido en el desierto de las manos de Dios con el pan que recibe la multitud de las manos de Jesús. Es al mismo tiempo un “signo” que quiebra el egoísmo con la fuerza de la solidaridad, que enseña a los discípulos a creer en el poder de Dios que reside en Jesús. Para Jesús nada es imposible.
Decía el Papa Francisco: “La multitud se conmueve por el prodigio de la multiplicación de los panes, pero el don que Jesús ofrece es plenitud de vida para el hombre hambriento. Jesús sacia no solo el hambre material, sino esa más profunda, el hambre del sentido de la vida, el hambre de Dios. Frente al sufrimiento, la soledad, la pobreza y las dificultades de tanta gente, ¿qué podemos hacer nosotros?”[1]
Dios siempre nos envía signos a su Iglesia. Hoy, la experiencia de la Asamblea Eclesial y su proceso de “escucha”, mueve al Pueblo de Dios al influjo del Espíritu Santo en toda América Latina y el Caribe, invitándolo a “caminar juntos”, como los discípulos de Emaús para podernos encontrar con Jesucristo en el camino, en su Palabra y en la Eucaristía. Caminemos juntos en este momento del Espíritu para nuestro Pueblo.
P. Guillermo Inca Pereda
Secretario Adjunto de la Conferencia Episcopal Peruana
