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Jr. Estados Unidos 838. Jesús María.
Lima, Perú.

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En estos días de aislamiento social vuelve a mi memoria el lema de la visita del Papa Francisco al Perú: «Unidos por la esperanza».

Este lema es una invitación a reconocer que juntos podemos caminar hacia una nueva realidad, una nueva sociedad, una nueva humanidad. El crítico momento que seguimos viviendo nos invita a hacer un alto y reflexionar sobre las estructuras de la «sociedad de descarte» en la que estamos sumergidos para aceptar un cambio de época y de paradigma, el de la «sociedad de la solidaridad».

No podemos seguir pensando que saldremos adelante sin la ayuda de todos. Debemos ser capaces de asumir un nuevo modelo de vida que involucra el cuidado común, la generación de espacios colaborativos y la revaloración de la existencia del otro como «hermano».

Es tiempo de demostrar que somos el país de la unidad y, sobre todo, de un inmenso corazón y que no actuaremos cómo Caín cuando el Señor le pregunta: ¿Dónde está tu hermano? Y él contestó: No lo sé. ¿Acaso soy yo guardián de mi hermano? (Cfr. Gn. 4,9). De esta manera quiebra la relación unitaria y solidaria, acaba con la fraternidad y la noción de velar por el hermano.

Como cristianos estamos llamados a asumir el mensaje de Jesús y generar espacios de fraternidad, coresponsabilidad y solidaridad.

Es tiempo de crear estrategias domésticas para caminar a una humanidad que esté «unida por la esperanza».

Por Álvaro Salazar,
Secretario Ejecutivo de la Comisión para Laicos y Juventud del Episcopado Peruano.

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