El viernes 1 de noviembre, Día de Todos los Santos, en la Iglesia “Santa María” Catedral de Chiclayo se realizó la misa de ordenación de diáconos a los seminaristas Emmanuel Martínez Sáenz, César Abraham Taboada Vallejos, Wilmer Emiliano Torres Cruz y Juver Manuel Tucto Guevara. La ceremonia estuvo presidida por Mons. Edinson Edgardo Farfán Córdova, O.S.A., Obispo de Chiclayo, y concelebrada por 46 sacerdotes de la Diócesis.
La celebración litúrgica comenzó con la entrada de los acólitos, seminaristas, sacerdotes asistentes y el Obispo al altar. A la Santa Misa asistieron autoridades civiles y militares, los familiares de cada diácono y público general de Chiclayo.
Durante la Homilía, Mons. Edinson mencionó que este día era un día de alabanza, gratitud y esperanza, pues era el Día de Todos los Santos. “Aquellas personas que buscaron y dedicaron su vida a Dios. Su vida tenía olor y sabor a evangelio”, dijo el Obispo.
Además, comentó que todas las personas están llamadas a la santidad: “Para ser santos no es necesario ser obispo, sacerdotes, religiosos…. La santidad es para aquellas personas que son capaces de dejar a un lado las coas rutinarias para dedicar un tiempo a Dios”, sostuvo.
También, dividió su discurso en la explicación de 4 palabras, que definen la labor de los nuevos diáconos:
- Gratitud: La vocación se sostiene por la gracia de Dios. No se ha llegado hasta ese punto solo por nuestros méritos, sino por la llamada de Dios, que nos da la vocación, y nos da las herramientas y medios para seguir en ella. Se debe reconocer el don con gratitud.
- Servicio: La vida de los nuevos diáconos siempre será un servicio en el amor. No deben preocuparse por proteger su nombre, sino que, sin temor a las criticas deben estar dispuestos a arriesgarla, con tal de imitar a sus Señor que vino a servir y no a ser servido.
- Esperanza: Es la fortaleza para no perder el horizonte de su vocación. Esta encuentra su fundamento en el amor de Cristo. Hay que ser testimonio de la esperanza. Requiere de confianza y paciencia.
- Comunión: Hacer de la iglesia la casa y la escuela de la comunión; hace falta promover una espiritualidad de la comunión, proponiéndola como principio educativo en todos los lugares donde se forma el hombre. No se puede hablar de comunión sino soy testimonio de ella, ni de la trinidad. Es capacidad de ver ante todo lo positivo en el otro, de ayudar al que más lo necesita, para acogerlo y valorarlo como regalo de Dios.
Luego de la homilía, se llevó a cabo el sacramento de la ordenación, en su primer grado, donde los candidatos manifestaron ante el obispo y toda la comunidad, la voluntad de desempeñar el ministerio, según los deseos de la iglesia y de Cristo, en colaboración de los sacerdotes y la paterna autoridad del obispo. Ellos prometieron obediencia al Obispo y a sus sucesores y recibieron el cáliz y la patena como signos de servicio en el altar del Señor.
Posteriormente, se postraron ante el altar como signo de adoración y disposición al servicio de la Iglesia, entonándose las letanías. Por último, el obispo confirió la ordenación a los nuevos diáconos mediante la imposición de las manos y la plegaria de la Iglesia para tal fin; con lo cual ingresaron formalmente al estado Clerical.
Al final, fueron revestidos de los ornamentos sagrados: estola cruzada y dalmática, recibiendo el abrazo fraterno de Mons. Edinson, ante los aplausos de todos los asistentes al magnífico evento diocesano.