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La Diócesis de Carabayllo celebró el Encuentro Juvenil de Carabayllo (EJUCAR 2025), una cita que congregó a miles de jóvenes en un mismo espíritu de fe y esperanza. Bajo la inspiración de la parábola del sembrador (Mt 13,1-17) y guiados por el lema “Jesucristo, mi esperanza”, los participantes vivieron una jornada que no solo reunió a las cinco vicarías, sino que también unió a toda la comunidad diocesana en torno a la cruz peregrina y el ancla del Jubileo, símbolos centrales de este tiempo jubilar.

Durante las semanas previas, cada parroquia motivó a sus jóvenes a prepararse con espacios de adoración eucarística, reconciliación y perdón. Esa preparación espiritual permitió que el día central no fuera un evento aislado, sino la culminación de un proceso que sembró en los corazones la disposición de vivir el encuentro con alegría, unidad y esperanza.

La organización del EJUCAR 2025 estuvo a cargo de la Pastoral Juvenil Diocesana – Vicaría de la Juventud (PJDC), con el apoyo de congregaciones religiosas, comunidades parroquiales, la Catequesis Familiar Diocesana y el servicio de la Pastoral Digital y Comunicaciones de Carabayllo.

Una peregrinación que sembró esperanza

La jornada se inició a las 9:00 a.m. con el recorrido de las cinco vicarías, que partieron desde distintos puntos del distrito de Los Olivos. Cada columna avanzó llevando consigo la cruz peregrina, el ancla jubilar y banderas representativas. Lejos de ser un simple desplazamiento, este caminar se convirtió en una catequesis en movimiento: la cruz como signo de entrega, el ancla como firmeza en la fe y la esperanza como impulso hacia adelante.

Durante la peregrinación, los jóvenes entonaron cantos jubilares y salmos de camino, mientras sacerdotes ofrecían el sacramento de la confesión en medio de la marcha. De esa manera, la reconciliación se integró al caminar festivo y orante, recordando que la experiencia con Cristo siempre pasa por el encuentro personal con su misericordia.

El arribo de los peregrinos a la Universidad Católica Sedes Sapientiae (UCSS) y luego al Colegio El Buen Pastor de Los Olivos fue un estallido de júbilo juvenil. Con pancartas, barras y arengas, las vicarías ingresaron como un auténtico desfile de fe. El colorido de las banderas, la música de guitarras y cajones, y el entusiasmo contagiante hicieron de este momento una manifestación pública de identidad cristiana.

El corazón de la jornada: la Santa Misa

El momento central del EJUCAR 2025 fue la celebración de la Santa Misa, presidida por Monseñor Neri Menor Vargas, OFM, obispo de Carabayllo, y concelebrada por numerosos sacerdotes de la diócesis.

En su homilía, inspirada en la parábola del sembrador, Monseñor Neri exhortó a los jóvenes a convertirse en “tierra buena” que acoja la semilla de la Palabra y la haga fructificar en medio de los desafíos cotidianos: el estudio, la familia, la sociedad y las amistades. “No basta escuchar el mensaje de Cristo –afirmó–, es necesario dejar que eche raíces en lo más profundo de la vida para que dé frutos de esperanza y alegría”.

La liturgia se vivió con cantos jubilosos, signos juveniles y una masiva participación, que reflejó la comunión de toda la comunidad diocesana en torno a su Pastor.

El arte como lenguaje de evangelización

Tras la Misa, la Vicaría 1 animó un espacio artístico en el que jóvenes actores, músicos y bailarines presentaron una propuesta creativa cargada de símbolos de fe. El punto culminante fue un flashmob jubilar en el que las cinco vicarías, unidas, interpretaron la canción “Modo Jubileo” de Itala & Juanjo.

Las coreografías, los cantos y las expresiones artísticas mostraron que el arte es un lenguaje privilegiado para comunicar el Evangelio a las nuevas generaciones. La fe no solo se reza, también se canta, se baila y se celebra, en un estilo alegre y profundo a la vez.

Un cierre festivo y misionero

La jornada concluyó con un concierto de cierre en el que la música se convirtió en instrumento de misión. El grupo Crucificados Rock presentó un repertorio que fusionó energía juvenil con mensajes cristianos, confirmando que los ritmos modernos también pueden anunciar el Evangelio.

Asimismo, la comunidad Parchís Guadalupanos aportó dinamismo y creatividad, integrándose plenamente en la atmósfera festiva del encuentro. Los cantos, aplausos y abrazos fraternos dieron forma a un envío misionero: los jóvenes retornaron a sus parroquias con el compromiso de ser sembradores de esperanza en sus barrios, colegios y familias.

La Pastoral Digital: Iglesia presente también en lo virtual

Un aspecto novedoso del EJUCAR 2025 fue la cobertura en tiempo real realizada por la Pastoral Digital y Comunicaciones de Carabayllo, que transmitió el encuentro en vivo a través de diversas plataformas. Gracias a este esfuerzo, quienes no pudieron estar presentes físicamente pudieron seguir cada momento y sentirse parte del evento.

La transmisión incluyó entrevistas a jóvenes, testimonios y comentarios en directo, mostrando el pulso y la alegría de la jornada. Además, se aprovechó la ocasión para difundir la Radio Kairós y la renovada página web diocesana, consolidando el compromiso de la Iglesia local de evangelizar también en el continente digital.

Un itinerario de discipulado

Más que un evento de un solo día, el EJUCAR 2025 fue un verdadero itinerario de discipulado que combinó cinco dimensiones fundamentales: caminar (peregrinación)escuchar (Palabra)celebrar (Eucaristía)expresar (arte) y proyectar (misión).

En cada uno de esos momentos, la esperanza se convirtió en la brújula que orientó a los jóvenes. Una esperanza que no es ilusión pasajera, sino certeza firme en Cristo, ancla segura en medio de los desafíos. El EJUCAR dejó sembrado en Carabayllo el mensaje de que la juventud, cuando camina unida, es capaz de renovar la Iglesia y la sociedad desde la fe.

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