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Al inaugurar en la Santa Sede el X Encuentro Mundial de las Familias 2022, que se lleva a cabo del 22 al 26 de junio con el tema: “El amor familiar: vocación y camino de santidad”, el Papa Francisco invitó a dar cinco pasos importantes juntos con la Iglesia.

El Santo Padre escuchó algunos testimonios y después dirigió unas palabras en las que recordó también “los impactantes acontecimientos que, en los últimos tiempos, han marcado nuestras vidas. Primero la pandemia y, ahora, la guerra en Europa, que se añade a otras guerras que afligen a la familia humana”. Luego, al dirigirse a los esposos y a las familias que nos escuchan en el mundo, envió un mensaje de “cercanía precisamente allí donde se encuentran, en su concreta condición de vida”.

Por ello, el Pontífice recordó “la parábola del buen samaritano, que encuentra a un hombre herido en el camino, se le acerca, se hace cargo de él y lo ayuda a reanudar el viaje” para subrayar que quisiera que la Iglesia fuera como “un buen samaritano que se acerca y ayuda a proseguir su camino y a dar “un paso más”, aunque sea pequeño”.

En esta línea, el Papa indicó cinco pasos más para dar juntos retomando los testimonios que escucharon:

1. “Un paso más” hacia el matrimonio.

Al recordar que “cuando un hombre y una mujer se enamoran, Dios les ofrece un regalo: el matrimonio” el Santo Padre dijo que el matrimonio es “un don maravilloso, que tiene en sí mismo el poder del amor divino: fuerte, duradero, fiel, capaz de recuperarse después de cada fracaso o fragilidad”.

El matrimonio no es una formalidad que hay que cumplir. Uno no se casa para ser católico ‘con la etiqueta’, para obedecer a una regla, o porque lo dice la Iglesia; uno se casa porque quiere fundar el matrimonio en el amor de Cristo, que es sólido como una roca. En el matrimonio Cristo se entrega a ustedes, para que tengan la fuerza de entregarse mutuamente”, explicó.

Por ello, el Papa alentó: “ánimo, pues, ¡la vida familiar no es una misión imposible! Con la gracia del Sacramento, Dios la convierte en un viaje maravilloso para emprender con Él, nunca solos”.

2. “Un paso más” para abrazar la cruz.

Luego, el Santo Padre reconoció que la cruz “forma parte de la vida de cada persona y de cada familia” y recordó el testimonio de la enfermedad y muerte de Chiara Corbella para destacar que “ver cómo vivió ella la prueba de la enfermedad ayudó a su familia a levantar la mirada y a no permanecer prisioneros del dolor, sino a abrirse a algo más grande: a los designios misteriosos de Dios, a la eternidad, el cielo”.

3. “Un paso más” hacia el perdón.

“El perdón cura todas las heridas, es un don que brota de la gracia con la que Cristo colma a la pareja y a toda la familia cuando lo dejamos actuar, cuando recurrimos a Él”, resaltó el Papa Francisco.

En este sentido, el Santo Padre dijo que lo importante es no olvidar que nadie es perfecto y que, a pesar de las equivocaciones, “el Señor vuelve a levantarnos, que todos somos pecadores perdonados, que debemos pedir perdón a los demás y también que debemos perdonarnos a nosotros mismos”.

4. “Un paso más” hacia la acogida

El Papa Francisco subrayó cómo la acogida es una “bendición del cielo” y agradeció a las familias, “sobre todo de las numerosas”, porque “se piensa que en una casa donde ya son muchos sea más difícil acoger a otros; en cambio, en la realidad no es así, porque las familias con muchos hijos están entrenadas para hacer espacio a los demás”.

“En la familia se vive una dinámica de acogida, porque sobre todo los esposos se han acogido el uno al otro, como se lo dijeron mutuamente el día del matrimonio: ‘Yo te recibo a ti’. Y después, trayendo hijos al mundo, han acogido la vida de nuevas criaturas”.

5. “Un paso más” hacia la fraternidad

El Santo Padre dijo que la fraternidad “es una escuela que se aprende en familia” porque “viviendo junto al que es diferente a mí, en la familia se aprende a ser hermanos y hermanas. Se aprende a superar divisiones, prejuicios, cerrazones y a construir juntos algo grande y hermoso, partiendo de lo que nos une”.

“Queridos amigos, cada una de sus familias tiene una misión que cumplir en el mundo, un testimonio que dar. Los bautizados, en particular, estamos llamados a ser un mensaje que el Espíritu Santo toma de la riqueza de Jesucristo y regala a su pueblo”, concluyó el Papa.

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