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Jr. Estados Unidos 838. Jesús María.
Lima, Perú.

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La Solemnidad de San Pedro y San Pablo congregó en la Basílica Catedral de Lima al Episcopado peruano, autoridades civiles, políticas y académicas. Todos reunidos para orar por el Papa Francisco, en una Eucaristía oficiada por el Nuncio Apostólico en el Perú, Monseñor Paolo Rocco Gualtieri.

En su homilía, Monseñor Gualtieri sostuvo que, al igual que Pablo y Pedro, todos estamos llamados a reconocer al Señor en nuestras vidas y en la historia de nuestro pueblo:

«A veces, pensamos que la Iglesia es nuestra, y actuamos como si Jesús fuera un extraño y nosotros somos los amos. La Iglesia es del Señor, no nuestra, y la piedra presente es Francisco, a quien le expresamos toda nuestra gratitud afectuosa por la belleza que está tratando de dar a la Iglesia, purificándola y ayudándola a parecerse más a su Señor y hacer que todos digamos con nuestra vida: Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios vivo, mi Señor«, resaltó el Nuncio.

Foto: Arzobispado de Lima

Monseñor Gualtieri señaló que los testimonios de vida de los santos apóstoles son la inspiración que nuestra Iglesia necesita para continuar su camino de conversión personal, social y espiritual. Puntualmente, la pregunta que le hace el Señor a sus discípulos en la Liturgia de hoy (Mt 16, 13-19), : «¿Quién dicen que soy yo?», es también una pregunta que debemos hacernos todos, pues de la respuesta que realicemos depende nuestra relación con el Señor y con la Iglesia.

La vida de San Pablo y San Pedro es toda una invitación a que cada uno de nosotros haga de Jesucristo el Señor de su vida.

Abrir nuevos caminos para ver el rostro de la sinodalidad

En una breve intervención, el Arzobispo de Lima, Monseñor Carlos Castillo, explicó que la Fiesta de San Pedro y San Pablo es una oportunidad para agradecer la presencia histórica del Santo Padre y renovar nuestra fidelidad a la Iglesia.

«A través de Pedro, Dios abre las puertas de la historia y los desafíos de anunciar la fe a todos los pueblos. Son puertas que están llamadas a abrirse en todos los corazones y en todas las situaciones difíciles», reflexionó el Prelado.

El arzobispo de Lima manifestó que todos estamos llamados a abrir la Iglesia hacia nuevos caminos y no retroceder en su misión de evangelizar. En cambio, el encerrarse en el pasado o anquilosarse a la tradición sin mirar hacia adelante, nos impide ver el rostro de la Sinodalidad de la Iglesia y atender los desafíos de la historia.

Estamos para compartir un Reino de Dios gratuito, generoso y barato. Y todos tenemos que seguir este camino de gratuidad, de lo contrario, convertimos la Iglesia en un negocio de puertas cerradas que generan indisposición y maltrato. La Gracia, o es gratuita, o es una desgracia.

Finalmente, dirigiéndose a nuestro Nuncio Apostólico, el arzobispo Castillo añadió: «Te decimos con todo el corazón que, por representar al Santo Padre, nos estás llenando de vida y de esperanza desde el momento en que hiciste tu primer discurso. Que todos defendamos el bien común y el derecho humano elemental», indicó.

La Solemnidad de San Pedro y San Pablo en la Catedral de Lima contó con la presencia del Cardenal Pedro Barreto, Arzobispo Emérito de Huancayo; Monseñor Miguel Cabrejos Vidarte, Presidente de la Conferencia Episcopal Peruana y Arzobispo de Trujillo; obispos de las diócesis hermanas, obispos auxiliares de Lima y miembros del cabildo catedralicio.

También acudieron ministros de Estado, autoridades civiles, militares y académicas, embajadores y miembros del cuerpo diplomático.

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