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La Etapa Continental del Sínodo 2021-2024 en América Latina y el Caribe realiza del 20 al 24 de febrero su encuentro con las Iglesias del Caribe, donde participan la diversidad de rostros eclesiales, así como de las periferias geográficas y existenciales, elegidos por las diferentes conferencias episcopales de la región. Un encuentro que en rueda de prensa ha dado a conocer los pasos dados en el proceso de la Etapa Continental del Sínodo.

El Presidente del Consejo Episcopal Latinoamericano, Mons. Miguel Cabrejos, tras agradecer a los profesionales del mundo de la comunicación hizo ver la necesidad de dar gracias a Dios por este Kairós, por este tiempo de gracia, llamando a espiritualizar estos momentos, pues “estamos reunidos bajo la acción del Espíritu Santo”. El presidente del Consejo Episcopal Latinoamericano y Caribeño ve este proceso como un aporte inédito del Celam a la Iglesia universal, explicando como se está llevando a cabo la Etapa Continental del Sínodo en el continente.

Encuentros en los que se lleva a cabo una gran escucha, algo ya realizado a nivel diocesano y en las conferencias episcopales, “para encontrar desafíos, propuestas, proyecciones como región”. Algo que define como “la gran oportunidad que tenemos para expresar todo esto y hacerlo conocer a las demás regiones, y hacerlo conocer como Celam después a la Iglesia Universal”. El presidente del episcopado peruano insistió en que esa gran escucha a través del discernimiento llevará a “tomar las decisiones pastorales adecuadas para el bien de toda América Latina y el Caribe”.

Mons. Santiago Rodríguez agradeció por el hecho de que Santo Domingo fuese elegido como sede de este encuentro, insistiendo en que han querido mostrar la cara de la Iglesia del continente, “una Iglesia de acogida y fervorosa”. Un encuentro que según el director del Centro Nacional de Pastoral “nos hace ver las grandes riquezas que tenemos, las esperanzas, como también los retos y desafíos por delante”, en un ambiente de diversidad y sinodalidad que busca fortalecerse en la unidad.

Vivir en la espiritualidad de la escucha

“La experiencia de camino sinodal debe traducirse y llevarnos a vivir en la espiritualidad de la escucha”, afirmó la Hna. Daniela Cannavina. La secretaria general de la CLAR llamó a “hacer un paso de calidad, que es ir más allá de oír palabras”, insistiendo en que “en este proceso intentamos entretejer con el ver, con el sentir, con el apreciar y con el poner oídos a las palabras que nos caminan, pero también a los silencios, a veces tan elocuentes y expresivos”. Un proceso que quiere ser Pascual, “porque nos libera, nos hace sentir de algún modo personas capaces de salir de nosotros mismos, de acoger, de abrazar, de acompañar a quienes formamos estas comunidades sinodales, donde deseamos y anhelamos compartir nuestros deseos, nuestros anhelos, todo lo que nos habita internamente”, destaco la religiosa argentina.

Una espiritualidad de la escucha y una escucha personal y comunitaria que es importante “porque ciertamente buscamos descubrir juntos la voz del Espíritu en cada realidad particular”, según la Hna. Daniela. Una espiritualidad de la escucha que “nos ayuda a trabajar por una Iglesia de puertas abiertas, siempre en salida, siempre samaritana, que intenta romper la auto referencialidad para ir al encuentro de otras voces, cargadas de experiencias”, enfatizó la religiosa. Algo que se está viviendo en los espacios orantes, momentos para encontrar la fuerza y hacer de este camino sinodal una experiencia profunda del Espíritu.

Un Sínodo que en Cuba, “nos ha permitido recuperar lo mejor de nuestra Iglesia, una Iglesia pobre, pequeña, una Iglesia herida en medio de un pueblo herido”, en palabras del padre Raúl Aderí. En medio de esa realidad testificó que esa Iglesia tiene un tesoro, “el tesoro es Jesús, y queremos compartir ese tesoro con todas las personas, hombres y mujeres que acuden a nosotros”, insistió el jesuita. Un proceso sinodal que ayudó a la Iglesia cubana a descubrir la importancia del caminar juntos, citando como ejemplo el Encuentro Nacional Eclesial cubano, hace 37 años, la visita de Juan Pablo II o la peregrinación de la Virgen de la Caridad, pues en esos momentos se logró involucrar a toda la Iglesia. Desde ahí señaló que la Iglesia cubana quiere “revitalizar ese espíritu, ese estilo de la sinodalidad”.

Sínodo digital

“El Sínodo digital nos ha permitido llegar a todas esas personas que quizás no se congregan, no creyentes”, afirmó Tahiana Cruz, que definió el espacio digital como “un ambiente en el que más allá de un medio, es una cultura que nos permite dar la voz a millones de personas en todo el mundo”, entre ellos los alejados. Un medio para que todas las personas participen de este momento histórico en la vida de la Iglesia, “abierta a seguir transformando, a seguir acompañando y a trabajar unidos, pues somos una Iglesia universal en clave de escucha, de solidaridad y de unión fraterna”.

Un proceso sinodal que no debe terminar nunca, como insistió Mons. Cabrejos que señaló que “la sinodalidad debe ser un ser, un estar en la Iglesia, que se incorpora a un modo de ser, un modo de vivir en la Iglesia”. Más allá de las diferentes etapas, este es un proceso que en su esencia “se inicia y ojalá nunca termine”, insistió el presidente del Celam, llamando a “apropiarnos de un modo de vivir y de ser en la Iglesia”.

Una asamblea regional que se inició en la Catedral Primada de América y bajo la figura de Montesinos, algo que Mons. Santiago Rodríguez definió como emblemático y significativo, pues “es la voz que clama en el desierto, es la voz de los que no tienen voz, de los que en ese momento estaban siendo excluidos, maltratados, no entendidos y muchos menos acogidos, porque eran diferentes”. Desde ahí, el obispo de San Pedro de Macorís señaló que “el Sínodo nos lleva a retomar este gran anuncio de Montesinos”, en las periferias que claman la presencia sanadora, pacificadora de la Iglesia.

Jóvenes a quienes el lenguaje de la Iglesia no les habla al corazón

Un proceso de escucha y una Etapa Continental en los que “la participación de los jóvenes ha sido muy activa”, según Tahiana Cruz, especialmente en el espacio digital. El presidente del Celam llamó a los jóvenes a participar en el Sínodo Digital, todavía más teniendo en cuenta como recoge el Documento para la Etapa Continental la ausencia de las voces de los jóvenes en la Iglesia, como recordó el padre Raúl Aderí, definiendo como “una pobreza para nuestra Iglesia que los jóvenes no estén presentes” y haciendo ver que muchos jóvenes “no ven que el lenguaje de la Iglesia les habla al corazón, no sienten que las preguntas que ellos se ponen, tienen respuestas dentro de la Iglesia”.

Por eso el jesuita cubano ve el Sínodo como “oportunidad para convertirnos como Iglesia«, que lleve a escuchar y acoger, a mostrar la importancia de su presencia. Unos jóvenes que son el presente y el futuro de la Iglesia, en palabras de Mons. Santiago Rodríguez, que llamó a los pastores a que los jóvenes sean “nuestra opción preferencial”, y desde ahí mostrar que los jóvenes son parte de la gran familia de la Iglesia.

Buscar la unidad en la diversidad

Un Sínodo del que no todos se sienten parte, ante lo que Mons. Miguel Cabrejos destacó la importancia del servicio petrino y de la guía del Espíritu Santo, llamando a volver al espíritu de los Hechos de los Apóstoles, a un espíritu de unidad. Una unidad que se debe logar en la diversidad, según Mons. Santiago Rodríguez, y que se logra bajo la guía y la acción del Espíritu Santo. Una unidad que nos da identidad y fortaleza, en palabras del obispo dominicano.

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Son diferentes los modos de participación, especialmente en el ámbito digital, donde se han hecho presente 20 millones de personas en todo el mundo, muchas mujeres y un 30 por ciento que se declara no creyente, ejemplo de “una Iglesia más inclusiva, una Iglesia que escucha y que también está abriendo una nueva posibilidad”, señaló Tahiana Cruz, misionera digital que destacó la importancia de estos evangelizadores digitales, que está llevando a generar “planes de formación para poder seguir creciendo en la fe”. Una participación también destacada de la Vida Religiosa femenina en palabras de la Hna. Daniela Cannavina, que ha llevado a cabo “un trabajo muy en comunión con toda la Iglesia”.

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