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Fiel al mensaje profundo de la Eucaristía y respondiendo al llamado del Evangelio, la Arquidiócesis de Piura y Tumbes, bajo el impulso pastoral de su Administrador Apostólico, Monseñor Guillermo Elías Millares, realizó una significativa campaña de ayuda fraterna con motivo de la reciente Solemnidad del Corpus Christi.

Bajo el lema “Dona con amor al prójimo, que el Pueblo Santo se refleja en Jesús Eucaristía”, esta iniciativa movilizó a parroquias, colegios, universidades, instituciones civiles y religiosas, así como a la ciudadanía en general, para compartir solidariamente con los más necesitados.

Como resultado, se lograron recolectar cuatro toneladas de alimentos no perecibles, durante el mes previo a la solemnidad, los cuales fueron distribuidos entre diversas instituciones que brindan asistencia directa a poblaciones vulnerables de la región.

Las donaciones llegaron a:

  • Comedor Señor Cautivo, que atiende a personas mayores.
  • Hogar Comedor Anita Goulden, orientado al cuidado de niños con enfermedades crónicas.
  • Asociación por la Vida, que acompaña a familias afectadas por el VIH/SIDA.
  • Comedor de Mujeres Valientes de los Humedales, impulsado por mujeres en situación de vulnerabilidad.
  • Comedor Hijas de Santa Ana – Colán, que acoge a niños y jóvenes.
  • Pastoral de la Salud – Los Algarrobos, que brinda apoyo a adultos mayores.
  • Seminario Arquidiocesano San Juan María Vianney, en apoyo a la formación sacerdotal.
  • Centro de Rehabilitación Vida Nueva en Cristo – La Legua, que acoge a personas en proceso de recuperación.
  • Hogar de Niñas María Inmaculada, que brinda hogar y educación a niñas en estado de vulnerabilidad.
  • Hogar Madre del Redentor, que acoge a adolescentes en situación de riesgo.
  • Parroquia San Pedro y San Pablo, que ofrece ayuda a adultos mayores.

Durante la entrega de los alimentos, Monseñor Guillermo Elías destacó que “celebrar Corpus Christi no es solo salir en procesión, sino también vivir el Evangelio en las calles, en las casas, en los barrios más golpeados por la pobreza y la indiferencia. Este gesto de compartir el pan es signo de una Iglesia viva y solidaria”.

La campaña se desarrolló como continuidad espiritual de la solemnidad eucarística, haciendo visible el compromiso de la Iglesia con quienes sufren el hambre, la soledad y la exclusión.

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