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El Vaticano, en Roma, es uno de los Estados más pequeños del mundo en extensión y población. Pese a ello, en los último años ha tomado muy en serio la necesidad de reducir el consumo del plástico, con le fin de convertirse en una ciudad plastic free (libre de plástico).

De esta manera, con el objetivo de adaptarse a los estándares de los países más sostenibles del mundo e inspirado también por el empuje de la encíclica verde del Papa Francisco (Laudato si), la Ciudad del Vaticano se está preparando para liberarse completamente del uso de este material para antes del 2020.

Un Estado plastic free

Para lograr este objetivo, la primera medida fue poner fin a la venta de plástico desechable, por lo que, cuando se agoten todas las existencias en el transcurso del año, el Vaticano estará completamente «libre de plástico».
Además, la ciudad que acoge a la Santa Sede ha alcanzado un alto nivel de reciclaje: el 55% de los residuos se clasifican, con el objetivo de alcanzar el 70-75% en tres años.


Isla ecológica para los residuos

Rafael Ignacio Tornini, jefe del Servicio de jardinería y servicio de basura urbana, explicó que en el año 2016 se creó una isla ecológica, el eco-centro, donde se depositan todos los ‘residuos especiales’. «Como tenía límites, en 2018 lo reestructuramos y reforzamos, y ahora podemos gestionar unos 85 códigos Cer, que son los códigos de residuos de la UE», dijo.

También mencionó que en estos seis primeros meses se ha conseguido aumentar la cuota de los residuos indiferenciados «hasta el 2%, y luego un 98% de los diferenciados». “El objetivo es alcanzar el 0% en 2020”, añadió Tornini.

Reciclar para No contaminar

Por otro lado, la situación de los residuos urbanos en la Plaza de San Pedro, competencia del Vaticano, es más difícil, puesto que su presencia es mayor cada día por los miles de turistas que recibe la ciudad más pequeña del mundo. «Allí los residuos indiferenciados (urbanos) afecta mucho en todo lo demás, bajo las columnatas ponemos contenedores específicos para plástico y debo decir que funciona porque conseguimos recoger unos diez kilos al día”, comentó el jefe del Servicio de jardinería y servicio de basura urbana.

En el Vaticano, la recogida de residuos se realiza puerta a puerta. Hace cinco meses, además, se iniciaron las cadenas de economía circular. Con el compostaje y la mayoría de los cortes de poda (unas 400 toneladas) se hace el suelo de compost. “Lo que se desecha se intenta que sea reutilizado en el jardín como un fertilizante de buena calidad, aquí o en Castel Gandolfo”, asegura Tornini.

Una misión inspirada en la encíclica verde del Papa


Finalmente, Tornini admite que fue necesario mucho trabajo para cambiar la «mentalidad»: «También hemos impartido cursos al personal que gestiona los residuos especiales». Concluye diciendo que el secreto fue tomar en serio la línea del Santo Padre sobre la Laudato sí.

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