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Jr. Estados Unidos 838. Jesús María.
Lima, Perú.

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Compartimos el mensaje de los Obispos del Perú, al concluir la 128ª Asamblea Ordinaria, celebrada en el marco del Año Jubilar., del 20 al 24 de enero de 2025. Descarga AQUÍ

Mensaje al Pueblo Peruano

  1. Los Obispos del Perú, al concluir nuestra 128ª Asamblea Ordinaria, celebrada en el marco del Año Jubilar convocado por el Papa Francisco con motivo de los 2025 años del nacimiento de Jesús a conmemorarse el próximo 25 de diciembre, con gratitud al Señor por su fidelidad a la Iglesia y a la humanidad, manifestada a lo largo de la historia, unidos al pueblo fiel del Perú miramos el futuro con esperanza, ya que «la esperanza no defrauda, porque es un don de Dios» (Papa Francisco, Bula Spes non confundit).
  2. Como pastores que caminamos con el pueblo santo de Dios a lo largo y ancho del país, somos conscientes de la crisis multidimensional que afecta a nuestra nación. Las antiguas pobrezas van en aumento con la presencia de intereses egoístas, cuando no corruptos, en diversas esferas del Estado y la sociedad civil. Cientos de miles de familias todavía no pueden acceder a una adecuada alimentación y atención médica y sus hijos no reciben una educación escolar de calidad.
  3. El debilitamiento de la democracia, la pérdida de la institucionalidad y de los valores, incluido el valor de la vida y del cuidado de la entera creación, está yendo de la mano con el desinterés por la política, el incremento de las economías ilegales y el crimen organizado. Son alarmantes los niveles de violencia e inseguridad ciudadana. La búsqueda del bien común se ve obstaculizada por la polarización, que se alimenta a través de las redes sociales con una agresividad que muchas veces atenta gravemente contra la dignidad de las personas.
  4. De esta manera, «la imprevisibilidad del futuro hace surgir a menudo sentimientos contrapuestos: de la confianza al temor, de la serenidad al desaliento, de la certeza a la duda. Encontramos con frecuencia personas desanimadas, que miran el futuro con escepticismo y pesimismo, como si nada pudiera ofrecerles felicidad» (Spes non confundit, n.1).
  5. Ante esta realidad, queremos recordar a todos los peruanos y peruanas que no estamos solos e invitarlos a vivir con nosotros la esperanza cristiana, que está fundada en el amor de Dios que nos hace partícipes de la victoria de Jesucristo sobre el pecado y la muerte y nos introduce en su vida divina ya desde este mundo. Así, renovados en la esperanza y acogiendo las gracias que Dios tiene previsto enviarnos en este Año Jubilar, podremos trabajar unidos y de modo corresponsable para encaminar a nuestro Perú por la senda del desarrollo humano integral.
  6. Con esa finalidad y movidos por el deseo de que nuestra Iglesia cumpla cada vez mejor la misión que Jesús nos ha encomendado, también nosotros, los obispos del Perú, unidos al Papa Francisco seguimos dando pasos decididos para nuestra renovación personal y la reestructuración de nuestra Conferencia Episcopal, de modo que podamos servir mejor a las comunidades de fieles que nos han sido encomendadas y al Perú en general.
  7. En estos días que hemos estado reunidos hemos pensado constantemente en ustedes. Es nuestro firme deseo estarles cada día más cercanos a todos, especialmente a quienes más sufren. Queremos caminar junto a ustedes en el estilo sinodal que el Papa está imprimiendo en la Iglesia, fortalecer la comunión entre todos y promover su participación en las diversas instancias eclesiales, incluidos los procesos de toma de decisiones, para, juntos, ser «signo de esperanza para el mundo», agentes de cambio y constructores de fraternidad entre todos los peruanos.
  8. En ese contexto, expresamos nuestra solidaridad con las víctimas del Sodalicio de Vida Cristiana. Lamentamos profundamente que algo tan terrible haya sucedido en la Iglesia en el Perú. Agradecemos a quienes, con valentía y perseverancia, han hecho posible que los abusos sufridos salgan a la luz y los obispos hayamos ido tomando conciencia de los mismos. Compartimos el dolor de las víctimas y sus familiares, y una vez más expresamos nuestro pesar a quienes no se han sentido debidamente acompañados por nosotros al no saber las gestiones que desde esta Conferencia Episcopal veníamos haciendo ante la Santa Sede desde hace varios años.
  9. Agradecemos al Papa Francisco por el envío de Mons. Scicluna y Mons. Bertomeu, que le ha permitido tomar la decisión final de disolver al Sodalicio de Vida Cristiana. Mientras quedamos atentos a la recepción de los documentos que decretan dicha disolución y las medidas a ella conexas, renovamos nuestro compromiso de colaborar con la Santa Sede para que se cumpla lo dispuesto por el Papa.
  10. «La esperanza no elimina el sufrimiento, pero lo transforma». Por eso, haciendo nuestras las palabras del Papa en su visita a nuestro país, animamos a todos los peruanos a que «no se dejen robar la esperanza».
  11. Unidos en el servicio a la Iglesia que peregrina en esta «tierra ensantada», como también la llamó el Papa, y en el amor que con todos los fieles profesamos a la Santísima Virgen María, pedimos al Señor de los Milagros que, por su intercesión, la de san José y los santos peruanos, bendiga nuestra nación y conceda a todos el don de la paz.

Los Obispos del Perú

Lima, 25 de enero del 2025

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