En el marco del 204° Aniversario de la Independencia del Perú, el Presidente de la Conferencia Episcopal Peruana y Obispo de Lurín, Mons. Carlos Enrique García Camader, dirigió un mensaje al pueblo peruano exhortando a no renunciar a la esperanza y a asumir con responsabilidad histórica los grandes desafíos que enfrenta nuestro país.
“El Perú está enfermo. ¿Te comprometes a ser parte de la salud o de la enfermedad?”, preguntó de manera directa la autoridad eclesiástica, al tiempo que invitó a todos los ciudadanos a no ceder al desaliento ni a la indiferencia. Su mensaje, titulado “204 años: no renunciemos a la esperanza”, destaca la urgencia de responder con amor, justicia y verdad ante la crisis que golpea a miles de familias en todo el país.
Durante su mensaje, Mons. García Camader expresó la alegría del Episcopado por el don que representa para el Perú la elección del Papa León XIV, a quien describió como “un hijo de esta tierra y un Padre en la fe”, cuya cercanía a los pobres y compromiso con el cuidado de la Casa Común representan un signo de esperanza para todo el país.
Sin embargo, el presidente del Episcopado también alertó sobre la gravedad de los problemas que enfrenta el Perú: inestabilidad política, desigualdad creciente, pobreza persistente, minería ilegal y el auge del sicariato y del crimen organizado. Con particular preocupación, mencionó el abandono de regiones enteras —especialmente la Amazonía y las comunidades altoandinas— por parte del Estado, y el riesgo que enfrentan los jóvenes ante el reclutamiento de mafias, así como los líderes sociales y pueblos indígenas que levantan la voz por la vida y el territorio.
En ese contexto, el Presidente de la CEP afirmó con claridad: “Este no es tiempo de indiferencia, ni de cálculos políticos, ni de respuestas tibias. Es tiempo de responsabilidad histórica”. También señaló que el Estado debe recuperar los territorios dominados por la ilegalidad y garantizar políticas públicas coherentes que protejan la vida, la dignidad y los derechos de los más vulnerables.
La fe cristiana no es un refugio cómodo, es un llamado constante a transformar la realidad desde el amor, el servicio y la verdad.
El mensaje concluye con una firme proclamación de fe: “Como discípulos de Cristo, no queremos sembrar miedo, sino fortalecer la esperanza”, recordando que la paz cristiana no es evasión ni pasividad, sino una fuerza transformadora que brota del amor y el compromiso con el bien común.
Finalmente, Mons. García Camader confió al Perú al amparo maternal de la Virgen María, Reina de la Paz y Madre de la Esperanza, e invitó a todos los peruanos a seguir construyendo juntos un país más justo, fraterno y reconciliado.
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