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Delegación peruana participa en el Jubileo de los Catequistas 2025 en Roma. El Papa León XIV presidirá la Misa conclusiva del Jubileo el domingo 28 de septiembre en la Plaza de San Pedro.

La Ciudad Eterna abrió hoy sus puertas al Jubileo de los Catequistas 2025, que se celebrará hasta el domingo 28 de septiembre, en el marco del Jubileo de la Esperanza. Desde el Perú, una delegación de 67 catequistas participa en este evento jubilar que reúne a miles de hombres y mujeres de todo el mundo, llamados a renovar su misión de anunciar la fe en la Iglesia.

En representación de la Conferencia Episcopal Peruana, participa Monseñor Gerardo Antón Zerdín Bucobek, OFM, Obispo del Vicariato Apostólico de San Ramón y Presidente de la Comisión Episcopal de Catequesis y Pastoral Bíblica, quien subrayó en entrevista para Vatican News que el perfil del catequista para nuestro tiempo se resume en tres actitudes esenciales:

El catequista de hoy tiene que ser, en primer lugar, testigo, dar un testimonio cristiano. Luego, debe ser un comunicador que sepa explicar bien los misterios de la fe, dando razón de nuestra esperanza. Y, finalmente, ha de ser un mistagogo, es decir, aquel que ayuda a profundizar en el misterio sacramental. Lo que buscamos es una comunidad cristiana viva, que sea protagonista de la evangelización y de la catequesis, afirmó Mons. Zerdín.

El desafío de la iniciación cristiana

El prelado destacó que hoy muchos hombres y mujeres ya no reciben la fe en sus hogares, por lo que es necesario impulsar un nuevo paradigma de catequesis centrado en la iniciación cristiana:

La iniciación cristiana –dijo– no se limita a un rito puntual, sino que supone un itinerario de vida, con gestos significativos como la entrega del Padre Nuestro, del Credo o de la Biblia, que fortalecen la identidad de los nuevos creyentes.

Mons. Zerdín remarcó que este proceso no pretende sustituir la catequesis parroquial consolidada, sino complementarla con una visión que abarque tanto a quienes se acercan por primera vez a la fe como a quienes retoman un camino de conversión.

Delegación peruana en Roma.

Catequistas rurales y amazónicos

Desde su experiencia misionera de más de 50 años en la selva peruana, Mons. Zerdín resaltó la riqueza de los animadores cristianos rurales y amazónicos, que surgen como líderes en comunidades muchas veces alejadas. Estos animadores –explicó– no siempre poseen formación académica avanzada, pero destacan por su testimonio, su compromiso y su liderazgo comunitario. Son quienes sostienen la fe en lugares apartados, preparan a la comunidad para la vida sacramental y mantienen viva la esperanza de convertirse en comunidades plenamente eucarísticas.

Ellos no son doctores en teología, pero dan testimonio de fe en medio de su pueblo. Preparan el camino para que la comunidad sea cada vez más eucarística. Su labor es vital para el futuro de la evangelización en nuestro país, señaló.

Obispo Apostólico de San Ramón con poblaciones indígenas.

El obispo recordó que en el Perú existe una escuela de evangelización de tres años para quienes desean asumir el servicio de catequista, además de procesos de formación permanente que buscan garantizar una preparación sólida y continua.

Educación y transformación social

Mons. Zerdín subrayó que la formación de niños y jóvenes constituye una herramienta decisiva para la transformación de la realidad amazónica. Recordó la creación, en 2007, de la Universidad Católica para Indígenas Nopoki, que ha permitido a cientos de jóvenes acceder a estudios superiores sin perder el vínculo con su identidad cultural.

En casi dos décadas de existencia, más de 300 egresados se han formado como docentes y líderes, contribuyendo al desarrollo educativo y social de sus pueblos. Para el Vicario Apostólico de San Ramón, este proyecto demuestra que la evangelización y la educación pueden caminar juntas, ofreciendo a las comunidades indígenas un futuro con mayores oportunidades y esperanza.

Graduación de estudiantes de la universidad intercultural NOPOKI.

El legado de la Beata Aguchita

En su reflexión, Mons. Zerdín también evocó el testimonio de la Beata María Agustina Rivas López, “Madre Aguchita”, mártir de la selva central, beatificada en 2022. Destacó que su figura se ha convertido en un signo de unidad y de fe para el pueblo, trascendiendo incluso fronteras confesionales.

“Su martirio y su vida de santidad son un faro para jóvenes y familias –indicó–. Hoy muchos peregrinan a su santuario en Santa Rosa de Quives y en el Vicariato de San Ramón, descubriendo en ella un modelo de entrega generosa y de vocación cristiana para todos los estados de vida”.

Ella es un ejemplo esplendoroso para todos nosotros. Su santidad cotidiana, su martirio y su amor por los pobres la han convertido en patrona de las vocaciones. Hoy sigue inspirando a jóvenes y familias que peregrinan a su santuario en la selva central, afirmó.

Culminación jubilar

El Papa León XIV presidirá la Misa conclusiva del Jubileo el domingo 28 de septiembre en la Plaza de San Pedro, donde además instituirá a 39 nuevos catequistas en el ministerio laical, gesto que subraya la centralidad de este servicio en la misión de la Iglesia.

Para la delegación peruana, este Jubileo no solo es un momento de gracia y encuentro universal, sino también una oportunidad de reafirmar la misión evangelizadora en el Perú, especialmente en las realidades más desafiantes de la sierra y la selva.

A continuación, la entrevista completa realizada por Vatican News:

Hoy el mundo pone diferentes desafíos a la misión evangelizadora de la Iglesia. También vemos que los laicos están llamados a tener un rol activo en esta misión, a partir de ello, ¿Cuál es el perfil que debe de tener un catequista para nuestro tiempo?

Efectivamente, tenemos una imagen de catequista que prepara para la los sacramentos, especialmente dirigido a los niños. Y luego tenemos a otro catequista, entre comillas, que realiza su labor en las escuelas, que tiene un formato muy distinto. Ahora bien, necesitamos catequistas que trabajen en la iniciación a la vida cristiana, ya que gran sector de la población ya no tiene esa tradición de la fe, unos tienen, pero muchos ya no lo tienen y necesitan una iniciación completa no solo a los sacramentos, sino a la vida cristiana.

Y es eso lo vemos también en el documento que acompaña el rito de la institución de los catequistas. Dice que catequista hay que formar ahora y lo que necesitamos es para la iniciación a la vida cristiana y eso conlleva otros elementos también en cuanto a la entrada a la fe.

En su labor misionera ha llevado adelante diferentes iniciativas, una de ellas ha sido la formación de laicos como catequistas rurales y amazónicos. ¿Cuál es la característica principal del catequista rural y amazónico?

En la parte de la sierra del Perú se habla de los catequistas rurales. Los ocho vicariatos de Perú después del Concilio han establecido el concepto de animador cristiano. En primer lugar, decían “animador de las comunidades cristianas” y ahora decimos “animador cristiano de la comunidad”. Sabiendo que la comunidad no necesariamente es plenamente cristiana, pero acoge la fe y entra en un dinamismo temporal de poco a poco ir evaluando la cosa y cuando llega el momento recibir el bautismo y considerarse cristiano.

Esos animadores no son doctores en la doctrina, saben lo básico, pero se identifican y saben quién está allá arriba. Está Dios. ¿Quién está allá, digamos, a cierta distancia? Está la Vicaría, está su parroquia, la que tiene referencia. Y luego, quién está alrededor mío es mi comunidad. Yo tengo una misión en esta comunidad. Y luego una referencia a su propia identidad, digamos, coherencia y eso se ha visto cuando ocurre algo, una pelea, tal vez un emborrachamiento, ellos se retiran y dicen a la comunidad, “mira, ha pasado eso, mejor, otro que anima la comunidad.” Ellos preparan la llegada, digamos, de una comunidad realmente Eucarística, pero son los comienzos, o sea, ni siquiera lo llamamos catequistas propiamente, porque tenemos también catequistas, pero ellos tienen que pasar por la escuela de evangelización de 3 años y luego la formación permanente.

Desde su experiencia, a lo largo de 50 años como misionero en la selva peruana, ¿Cree usted que es necesario cambiar el paradigma de la iniciación cristiana? Y ¿Cuál sería el nuevo paradigma?

Los sacerdotes siempre alardeamos de que somos ungidos del Señor con el crisma y ese mismo crisma ha sido la unción de cada cristiano y nuestro sacerdocio se basa en el sacerdocio bautismal, sin eso no existe tampoco esto. Y eso hay que tomar en cuenta cada vez más, de una forma tranquila, serena y lo que necesitamos efectivamente es un cambio de ese paradigma de catequesis, pero no hablaría de cambio porque nos costó mucho en el Perú lograr una catequesis parroquial.

Antiguamente solamente existía en la escuela y un poquito de preparación. Luego se logró estructurar esa catequesis, digamos así, ahora es tradicional. Dejar eso. No necesitamos quitar cosas para poder implementar otros. Los que recién vienen a la Iglesia de un alejamiento, de un desconocimiento, a ellos les tratamos digamos de introducir a través de la iniciación a la vida cristiana. Hay una rica preparación, pero es solo el rito.

En Perú tenemos preparado la iniciación cristiana para todos los niveles, que son muy interesantes y el pueblo lo acepta especialmente por las celebraciones que acompañan esa iniciación a la vida cristiana. Les gusta mucho, ¿no? La entrega del padre nuestro, la entrega del credo, la entrega de la Biblia, esas cosas. Lo celebran. Es especialmente el rito del catequizado, donde corresponde la unción con el aceite de con el óleo del catequizado.

En su ministerio episcopal en el Vicariato Apostólico de San Ramón ha propiciado la creación de Centros Educativos y Albergues que favorecen a las comunidades amazónicas del Vicariato. En 2007 ha creado la Universidad Católica para Indígenas “Nopoki”. ¿Cree usted que la formación de niños y jóvenes pueda contribuir a una transformación de la realidad amazónica?

Los primeros creyentes, los atraídos hacia el Señor son los niños. Se llena la iglesia de niños todos los días y detrás vienen los padres, pero como oyentes, como que así de pasito no más escuchan.  Y vemos que la realidad de la escuela es muy difícil. No hay mucho control estatal y eso nos ha provocado siempre no sabe de qué hacer.

Entonces, hemos formado algunos profesores en Lima, pero era insuficiente. Entonces, a partir de ese año mencionado se empezó con un programa con la Universidad Católica “Sede Sapiencia” que nos puso generosamente a disposición, prácticamente no nos cobran nada, asumen ellos todos los costos, nosotros como Vicariato asumimos el albergue porque sin eso es imposible.

Ya trabajamos 20 años. Hay ya más de 300 profesores titulados, algunos ya maestros, magister. Y esperamos que sí se puede hacer una transformación de una forma, digamos, paulatina, constante, sin enfrentamiento, sin choques, sin esa política que le gusta siempre la lucha, el enfrentamiento, sino un proceso como la vida que corre, algo así.

En mayo de 2022 se ha Beatificado, en el Vicariato de San Ramón, a madre María Agustina Rivas López, “Madre Aguchita”, que fue asesinada por odio a la fe por lo terroristas de Sendero Luminoso. ¿Cuál es el legado que deja a la Iglesia está primera mujer mártir y religiosa?

El Santo Padre ha aprobado la beatificación en 2021 y el 22 pudimos llevar a cabo la gran celebración de mucho impacto para nuestros pueblos. Hasta los hermanos evangélicos y adventistas pedían que la Iglesia reconozca el martirio de Aguchita. Pero no solo es el martirio, el proceso ha demostrado, o sea, toda su vida era hacia la santidad. Un ejemplo esplendoroso para todos nosotros, así que hemos proclamado ese lugar, santuario de Santa Rosa y de la Beata Aguchita, mártir, patrona de las vocaciones. Y los jóvenes tienen sus peregrinaciones durante todo este año, pero especialmente en este mes, hace pocos días, han realizado una gran peregrinación a nivel de Vicariato los jóvenes. Enfocando la vocación en su integridad, no solamente para religiosos, sacerdotes, sino también para laicos cristianos, para la familia, todo eso. Y efectivamente han empezado a surgir después del Covid-19 algunas vocaciones, gracias a Dios.

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