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Jr. Estados Unidos 838. Jesús María.
Lima, Perú.

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Cada 3 de noviembre, la Iglesia Católica celebra a San Martín de Porres, fraile dominico limeño del siglo XVI conocido como “el santo de la escoba”, símbolo de su vida sencilla y de servicio. Su testimonio de humildad, caridad y fraternidad trascendió su tiempo, recordando que la verdadera grandeza del ser humano se encuentra en el amor y en el servicio a los demás.

Yo te curo y Dios te sana”, solía decir fray Martín a los enfermos que atendía con ternura y entrega. Hijo de un noble español y de una mujer negra liberta, fue admitido como “donado” en la Orden de los Dominicos, debido a su condición de hijo ilegítimo. Aun así, se santificó en los oficios más humildes: limpiando, sirviendo y cuidando a los necesitados.

Nacido en Lima en 1579, Juan Martín de Porres Velázquez mostró desde joven una profunda sensibilidad ante el sufrimiento humano. Aprendió el oficio de barbero y algunos conocimientos de medicina natural, que puso al servicio de los enfermos. Ingresó a la Orden de Santo Domingo a los quince años, donde ejerció como enfermero y hermano de comunidad, sin distinción de raza ni condición social.

Con la gracia de Dios, San Martín realizó numerosos milagros, en especial curaciones, pero siempre atribuyó todo poder al Señor. Se le reconocen también dones sobrenaturales, como la bilocación, que le habría permitido asistir espiritualmente a misioneros en tierras lejanas.

En Lima, junto con otros santos de su tiempo como Santa Rosa de Lima y San Juan Macías, se dedicó a servir a los pobres y enfermos. Su caridad conmovió incluso a las autoridades del virreinato, que colaboraban con él en su obra de misericordia. San Martín dormía pocas horas y pasaba largas noches en oración. Murió santamente el 3 de noviembre de 1639, rodeado de sus hermanos dominicos.

Por su ejemplo de fraternidad y servicio, el Papa San Juan XXIII lo proclamó “Santo Patrono de la Justicia Social” y “Patrón Universal de la Paz” en 1962, reconociendo en él un modelo de reconciliación entre culturas y pueblos.

San Martín de Porres nos recuerda que la verdadera paz se construye desde la humildad, la caridad y la unidad. En estos tiempos de conflictos y divisiones, la Iglesia en el Perú eleva su oración diciendo:

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